El Santísimo pasa sus días con las manos llenas con abundantes gracias para nosotros, deseando entregarlas… pero vamos poco o no vamos. Una invitación importante del escritor Claudio de Castro
![]() |
Válter Júnior CC |
«… ¡Nada! Yo no os pido ahora dinero para los niños pobres. Ni
auxilio para los enfermos. Ni trabajo para los cesantes. Ni consuelo para los
afligidos. Yo
os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado; un
poco de calor para esos Sagrarios tan Abandonados. Yo os pido, por el amor de
María Inmaculada, Madre de ese Hijo tan despreciado, y por el amor de ese
Corazón tan mal correspondido, que hagáis compañía a esos Sagrarios
Abandonados».
San Manuel González
Duelen los sagrarios
abandonados, sobre todo sabiendo que Jesús, el Hijo del Dios
vivo, se encuentra en ellos.
Es un prisionero de amor, que anhela nuestros
consuelos y amor. Pasa sus días amando a esta humanidad que lo desprecia y
peca, alejándose de Dios, esperando que alguien lo visite, le haga compañía y
le muestre su amor con gestos de cariño y ternura.
Pasa sus días con las manos llenas con abundantes gracias para
nosotros, deseando entregarlas… pero vamos poco o no vamos.
Capillas vacías
Me ha tocado ver sagrarios
abandonados, capillas donde no encuentras a nadie en adoración.
Suelo decir que si las personas supieran quién habita en los sagrarios del mundo, irían masivamente a verlo. Nunca lo dejarían solo. Estaríamos todos postrados ante Jesús en el sagrario adorando al Hijo de Dios.
Espera… Tengo un mensaje para los
sacerdotes. Viene de parte de una dulce ancianita, una gran enamorada
de Jesús Sacramentado.
Le duele ver el abandono en que tenemos a Jesús Sacramentado, lo
indiferentes que somos a su amor.
Esta bella abuelita se llama Rosario Araúz de Carrizo. Actualmente vive en Penonomé, Panamá.
Sus palabras hay que valorarlas. Me recuerdan la queja de Jesús a santa Margarita María de
Alacoque.
«He aquí el Corazón que tanto ha amado a los
hombres y en cambio, de la mayor parte de los hombres, no recibe nada
más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este Sacramento de Amor».
La Eucaristía, un milagro
Me apasiona hablar de Jesús Sacramentado. Es
un milagro tan grande tenerlo entre nosotros con la Eucaristía… Me parece que
era san Juan Pablo II quien dijo:
La
Eucaristía es la caricia de Dios para la humanidad.
Cada día más personas se percatan de esta realidad y hacen lo
necesario para consolar al buen Jesús y que no
esté solo en los sagrarios.
Tremenda soledad
Hace unos días recibí la carta de un lector de Aleteia.
Me encantaron sus palabras llenas de amor por Jesús en el sagrario y con su
permiso te la comparto. Léela:
«Hola, ¿cómo
estás? Leí tu publicación sobre el libro de Kempis en Aleteia
y el final sobre compartir experiencias referidas a Jesús Sacramentado. Hace
más de 10 años fuimos a una en el noroeste de nuestro país de visita de fin de
semana en familia.
Entramos a
visitar una capilla muy antigua postépoca colonial frente a una plaza de la
ciudad. Estaba sin gente y en un rincón fuera del altar la luz tintineante que
anunciaba allí a Jesús Sacramentado en el Sagrario… sentí tremenda soledad de verlo
solo, en un lugar apartado y oscuro.
Sentí que de
verdad Jesús estaba solo en medio de tremenda edificación totalmente vacía y en un costado
apartado. Nunca se me olvidará esa sensación de soledad y hasta
abandono que sentí que en ese momento ÉL sentía.
Desde entonces
muchas veces me viene ese recuerdo y lo «acompaño» mentalmente, pensando en Él
y rezando espiritualmente junto a Él en la distancia.
Desde entonces
en mi ciudad cuando paso frente a una capilla me bajo del auto y lo saludo. Y
si no puedo detenerme, lo hago mentalmente y le doy gracias por estar siempre ahí
esperándonos.
Esa experiencia me hizo valorar su entrega, y agradecer su
infinita paciencia y amor de estar aunque nosotros lo dejemos tan solo, tan
abandonado, tan… olvidado.
Por eso lo quería compartir, que seamos más
conscientes de su Presencia real allí, y que al pasar frente a cualquier templo
en auto, en bicicleta, caminando…. le saludemos en nuestro interior y agradezcamos
tanto amor. Porque allí está ÉL, aunque no le veamos. La próxima vez, le voy a
mandar tus saludos también. Abrazo y bendiciones«.
Visita a Jesús
Amable lector, ahora te
toca a ti. Por favor, no lo dejes solo. No dejes solo a Jesús en los sagrarios
cercanos a tu casa, trabajo, lugar de vacaciones.
Ve y vístalo, hazle compañía, Reza con Él, dile que le quieres y
por favor, cuando lo veas, dile: «Claudio
te manda saludos, Señor».
Claudio de Castro
Fuente: Aleteia