COLABORACIÓN DE JUAN CARLOS CARVAJAL PARA ESTE DOMINGO

Domingo XXXIII (Ciclo C)

MONICIÓN DE ENTRADA

Buenos días, hermanos, sed bienvenidos a la celebración del día del Señor.

Un domingo más nos reunimos para celebrar la Eucaristía: la Acción de gracias que elevamos a Dios, nuestro Padre. Es Jesús, el Señor, el que nos ha convocado y su Espíritu ha sido el que nos ha movido a responder con gozo y confianza a su llamada. ¡Aquí no cabe la rutina! 

El papa Francisco ha querido que este domingo celebremos el Día de los Pobres. Como él mismo dice, “los pobres no son un problema sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”.

Dispongamos a escuchar la Palabra de vida que el Señor nos comunica y a participar del alimento que infunde en nosotros la caridad que nos hace ser sus testigos entre los pobres.


MONICIÓN A LAS LECTURAS

Vivimos tiempos difíciles. Hay muchos acontecimientos y circunstancias que nos asustan. Todo aquello que antes nos daba seguridad ahora parece que se desmorona. Incluso nuestra fe está acosada hasta el punto de tambalearse.

Jesús conoce nuestros miedos y dudas que nos paralizan, y, al igual que a sus primeros discípulos, hoy nos dirige su palabra para darnos ánimos y poder afrontar las dificultades por las que atravesamos.

Escuchemos atentamente la Palabra que Dios nos comunica, en ella encontraremos la fuerza que cada uno de nosotros necesitamos.


ORACIÓN DE LOS FIELES

Respondemos a cada oración diciendo: ¡Fortalécenos, Señor!

Por la Iglesia, para que en medio de la situación compleja en que vive nuestro mundo, sea desde la fidelidad a Cristo, signo de esperanza y artífice de comunión y de paz. OREMOS.

Por las naciones y sus gobernantes para que sean solidarios ante las necesidades de los que sufren la pobreza y la exclusión, y fomenten un desarrollo real, sostenible y atento al bien integral de cada persona. OREMOS.

Por los que sufren pobreza y exclusión, para que encuentren comunidades fraternas y hospitalarias que alivien su sufrimiento, les acompañen y ayuden a descubrir el amor paternal que Dios les tiene. OREMOS.

Por las personas en situación de vulnerabilidad, para que no sean meros destinatarios de nuestras acciones, sino que los sepamos convertir en protagonistas de su propia vida y encuentren en nosotros la amistad que nace de la fe. OREMOS.

Por todos nosotros, para que no nos echemos atrás antes las dificultades que trae consigo nuestra fe, para que confiando en Cristo seamos testigos suyos ante los que no le conocen. OREMOS.


ORACIÓN FINAL

Señor, Jesús, te damos gracias
porque tu eres la roca firme
sobre la que se cimienta nuestra vida.

En torno a nosotros, todo parece conmoverse:
Las guerras y el terrorismo golpean
cualquier rincón del mundo;
la crisis económica hace estrago por todas partes;
muchas familias pasan por situaciones muy difíciles;
los valores que hasta ahora nos daban sentido
parecen venirse abajo;
incluso nuestra fe sufre el acoso de la indiferencia…
Todo, Señor, parece venirse abajo;
nuestras seguridades se desmoronan…

Y, sin embargo, Tú, Hijo del Padre y hermano nuestro,
estás con nosotros,
tu Palabra nos ilumina,
y tu Espíritu se hace fuerte en nuestra debilidad.

Te pedimos, Señor,
que nos quites los temores que nos atenazan;
que nos des la libertad y el arrojo
que tuvieron tus primeros discípulos;
y que nos hagas testigos tuyos,
incluso en las horas difíciles y de peligro.

Señor, Jesús, sigue siendo nuestro refugio y fortaleza.