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Virgen de Fátima. | Crédito: soniabonet /Canva |
La relación entre la Virgen y
Ester
Pronechen resaltó que el número trece en
las apariciones de la Virgen de Fátima tienen una conexión con la historia
bíblica de Ester, que fue considerada por los Padres de la Iglesia “como una
representación de la Santísima Virgen María” en el Antiguo Testamento.
Ester fue parte de los judíos exiliados
a Persia, donde la cuidaba su tío Mardoqueo, un diligente servidor del monarca.
El rey Asuero necesitaba una reina y de entre todas las mujeres escogió a
Ester.
“Amó a Ester más que a todas las
demás mujeres; de todas las vírgenes ella ganó su favor y devoción, de modo que
él puso la corona real en su cabeza y la hizo reina” sin saber que era judía,
citó Pronechen en el artículo. Amán, una persona celosa del puesto de Mardoqueo y deseoso de
convertirse en la mano derecha del rey con todo el poder que ello implicaba,
logró su objetivo mediante engaños. Para consolidar su autoridad, redactó un
decreto que establecía que, el 13 del mes judío de Adar, todos los judíos del
reino debían ser exterminados. Frente a esta sentencia, Ester reveló al rey Asuero su origen
judío y los planes de Amán. Indignado por la traición, el rey “dio muerte al
villano y dio la orden de salvar a los judíos”. Así, el día 13, que los enemigos de
los judíos habían elegido para “ganar poder sobre ellos, se convirtió en un día
en el cual los judíos ganaron poder sobre sus enemigos”, señaló Pronechen.
“Ester salvó a su pueblo. Ellos vivieron”, agregó. Pronechen resaltó que esta relación muestra cómo, en su
aparición en Fátima, la Virgen María “vino a salvar a su pueblo mostrándoles el
camino correcto a seguir”. Añadió que, según la Enciclopedia Católica New Advent,
el nombre Ester “proviene del hebreo que significa ‘estrella’ y ‘felicidad’”.
Además, recordó que Sor Lucía Dos Santos, una de los tres videntes de Fátima,
comentó al P. Thomas McGlynn que la Virgen “siempre tenía una estrella en su
túnica”. “El cielo nuevamente estaba haciendo
la conexión para decirnos que María vendría a Fátima también para salvar a su
pueblo y a la Iglesia del mal”, indicó. El Rosario y
Pentecostés
Asimismo, dijo que la Virgen María dirige a los fieles a rezar
el Rosario, mensaje que se refleja especialmente durante su aparición en Fátima
el 13 de octubre, mes que la Iglesia dedica al Santo Rosario, donde se
identificó como Nuestra Señora del Rosario. El escritor resaltó que en una conversación con unos frailes
carmelitas, Sor Lucía señaló que “el escapulario y el Rosario son inseparables.
El escapulario es un signo de consagración a Nuestra Señora”. “Fue en el siglo XIII cuando Nuestra
Señora le dio el Rosario a Santo Domingo. Y fue nuevamente en el siglo XIII
cuando también le dio a San Simón Stock el escapulario marrón”, indicó
Pronechen. Finalmente, resaltó que la Virgen María guía a los fieles hacia
la Sagrada Eucaristía, y que sus apariciones el 13 de cada mes, guardan una
relación con el Espíritu Santo, pues trece personas en total –ella y los doce
apóstoles–, estuvieron presentes en la venida del Espíritu Santo en
Pentecostés. “El número 13 conectado con Fátima, ya sea directa o
indirectamente, es otra de las razones por las que el mensaje y el significado
de Fátima debe ser relevante para nosotros”, concluyó. Por Redacción Central Fuente: ACI |