Si quieres ayudar a los más necesitados reflexiona bien y, sobre todo, plantéate las preguntas adecuadas
![]() |
Humanitarian Support Collection Center by Ukrainian Catholic University |
¿Quieres
resultar útil dentro de tu parroquia, de la escuela de tus hijos o en una
asociación pero no estás seguro de ti mismo y de tus posibilidades? Estas
preguntas pueden ayudarte.
A menudo nos
vemos solicitados por todas partes: la parroquia busca voluntarios para la
liturgia, las flores o la guardería; la escuela privada católica recluta a
catequistas; el club deportivo o la asociación humanitaria busca un tesorero… A
menudo, la llamada se lanza al viento y es fácil esquivarla.
Un
compromiso importante
A veces, la
pregunta se nos plantea muy directamente: "¿Aceptarías asumir esta
responsabilidad?". Y luego, también está la vocecita interior que nos
recuerda que hace algunos meses quisimos inscribirnos en una asociación para
ayudar a los más desfavorecidos.
Pero cuidado,
sea cual sea la forma de compromiso que se nos presente, se impone un tiempo de
reflexión, a solas, en pareja o en familia, antes de lanzarse.
Con motivo
del Día Internacional de los voluntarios, el padre Xavier
Lefebvre ofrece algunos criterios concretos para alimentar esta reflexión.
1. ¿Por qué
implicarse?
No puedo ser
cristiano sin implicarme. Eso desarrolla en mí la virtud de la caridad, el amor
por la Iglesia y por mis hermanos.
Leamos a
Santiago:
"Por
medio de las obras, te demostraré mi fe” (Sant 2,18).
2. No
encerrarse
No es posible
encerrarnos egoístamente en nosotros mismos creyendo que la parroquia o la
escuela son asuntos de otros. El cristiano no es un aprovechado, sino un actor.
Al realizar una u otra misión, comprendemos mejor la realidad del terreno,
mientras que a menudo es fácil criticarlo todo permaneciendo como consumidor.
El compromiso
cristiano nos hace dar los frutos auténticos en las comunidades que tejen la
realidad social de nuestra vida (familia, parroquia, escuela, barrio…)
3. Somos
parte de la comunidad
¿Estamos
convencidos de que formamos parte de una comunidad y de que esta cuenta con
nosotros? Una parroquia no se desarrolla únicamente con sacerdotes ni una
escuela solamente con sus profesores y su dirección.
Planteándonos
unas preguntas muy concretas:
¿Tengo las
competencias para hacer lo que se me pide o me falta un conocimiento o una
experiencia que habría que adquirir? Decir que no somos capaces puede
ocultar una falsa modestia e incluso un auténtico orgullo. ¡La Virgen María
nunca dijo "No soy capaz"! El compromiso es el signo auténtico de la
autorrealización a través del servicio a los demás.
¿De cuánto
tiempo dispongo objetivamente? Hay que ser muy claro sobre aquello que
queremos hacer y lo que podemos hacer. El voluntariado debe estar claramente
definido en las tareas y en el tiempo.
¿Cuál es,
para mí, el sentido de este compromiso? Por ejemplo, si al principio
no tengo muchas competencias, el hecho de que la actividad vaya a formarme
puede ser un argumento.
No hay mejor
escuela de catequesis que el catequizar: catequizando a los demás nos
interesamos por nuestra propia fe. A menudo, es al transmitir la fe cuando
aumentamos la nuestra.
4. Atender
al llamado
Las parroquias
no esperan grandes teólogos o especialistas sino, más bien, personas que deseen
realizarse a través de su implicación y que quieran dar testimonio de su vida
de fe.
"Si yo no
voy, nadie irá", se puede escuchar a veces... Es la peor forma de
discernir. Y sin embargo, no hay que permanecer insensibles a una llamada.
Para no
equivocarnos, recordemos este principio que lo guía todo: la vida cristiana no
es una vida agitada, es una vida fecunda.
¿Qué es una
vida cristiana agitada?
Es hacer muchas
cosas por el Buen Dios pero no donde Él me espera. Hay personas que se
agitan mucho, que se dan demasiado y de cualquier modo, luego se cansan y no se
las ve más…
¿Y qué pensar
de esta reacción: "Si paro, ya no habrá nadie para asumir esta
función"?
Eso puede hacer
tomar conciencia a la comunidad de que si no estuvieras ahí, habrá que
encontrar a otra persona. A veces, eso puede plantear una dificultad, pero nadie
es indispensable. Y para los demás, es un poco fácil apoyarse sin
molestias en personas, siempre las mismas, que lo hacen todo.
Edifa
Fuente: Aleteia