La Iglesia Católica establece las directrices para la veneración de imágenes sagradas y un asunto es tener varias imágenes del mismo santo en una iglesia
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Iakov Kalinin | Shutterstock |
La presencia de
imágenes de un santo o una santa, de la Virgen María y de Jesús es una
característica destacada de la Iglesia católica en todo el mundo. La veneración
de estas imágenes es una práctica antigua y bien fundamentada en la doctrina,
pero su exposición sigue reglas claras para evitar excesos y desviaciones, como
la idolatría.
Pero, por
ejemplo, ¿puede haber más de una imagen del mismo santo en una iglesia? Por
ejemplo, hay estatuas de san José durmiendo, de él con Jesús y María, o solo.
¿Pueden estar las tres en la misma iglesia? ¿O una iglesia dedicada a un santo
puede tener varias imágenes para que los fieles puedan rendirle homenaje de
forma más "rápida"?
La
importancia del equilibrio
La Instrucción General del Misal Romano (IGMR), la guía
para las celebraciones litúrgicas, es bastante específica en su número 318. Afirma que las imágenes deben exponerse para
llevar a los fieles a los "misterios de la fe".
Sin embargo, el
documento hace una salvedad crucial: hay que evitar un número excesivo de
imágenes y su disposición debe ser "en el orden debido", para que no
distraigan a los fieles de la celebración.
El punto más
directamente relacionado con su pregunta es la norma de que, normalmente, no
debe haber más de una imagen del mismo santo en la misma iglesia. El texto
original es enfático:
"Normalmente,
no debe haber en la misma iglesia más de una imagen del mismo
santo".
Esta regla
busca evitar la multiplicación de imágenes que pueden llevar a una devoción
menos ortodoxa o incluso a la superstición, como si hubiera diferentes
"poderes" en cada representación. El foco debe ser siempre la persona
del santo, no la imagen en sí. El honor dado a la imagen es, en realidad, un
reflejo del honor a la persona representada.
El santo y
la devoción popular
La regla de
"una imagen por santo" tiene una excepción importante, especialmente
en iglesias históricas. A menudo, pueden coexistir diferentes advocaciones de
la Virgen María, como Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la
Concepción y Nuestra Señora del Carmen.
En estos casos,
la coexistencia de varias representaciones de la misma persona (la Virgen
María) se justifica por la tradición. Muchas de estas imágenes fueron
instaladas por diferentes cofradías o hermandades, que coexistían pacíficamente
en la misma iglesia.
Sin embargo, es
importante que los fieles comprendan que siempre se venera a la misma
Virgen María, independientemente de su advocación. No tiene sentido
comparar, por ejemplo, el "poder" de Nuestra Señora Aparecida con el
de Nuestra Señora de las Victorias, ya que la intercesora es siempre la
misma.
La Iglesia
también advierte contra la práctica de colocar más de una imagen con el mismo
título, como dos imágenes de Nuestra Señora Aparecida en la misma iglesia, solo
porque fueron donadas por devotos.
Una vez más,
retomando la orientación de la Iglesia: el culto se dirige a la persona del
santo y no a la escultura, y las imágenes sagradas no son objetos de
decoración, por lo que es mejor no repetir el mismo santo.
El cuidado
de lo sagrado
El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia refuerza
que la elección y la disposición de las imágenes no pueden dejarse a la
iniciativa privada. Los responsables de la iglesia deben garantizar que las
imágenes sean dignas, bellas y de buena calidad.
La finalidad de
las imágenes sagradas es «referirse a los prototipos que representan» (Concilio
de Trento). Es decir, no son objetos de adoración, sino una invitación a la
reflexión y a la oración, que nos acerca a los misterios de la fe y a los
ejemplos de santidad.
El gran
desafío, por lo tanto, es educar a los fieles para que la devoción a las
imágenes sea siempre un camino hacia la santidad, y no un fin en sí
mismo.
Paulo Teixeira
Fuente: Aleteia