¿PUEDE HABER VARIAS IMÁGENES DEL MISMO SANTO EN UNA IGLESIA?

La Iglesia Católica establece las directrices para la veneración de imágenes sagradas y un asunto es tener varias imágenes del mismo santo en una iglesia

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La presencia de imágenes de un santo o una santa, de la Virgen María y de Jesús es una característica destacada de la Iglesia católica en todo el mundo. La veneración de estas imágenes es una práctica antigua y bien fundamentada en la doctrina, pero su exposición sigue reglas claras para evitar excesos y desviaciones, como la idolatría.

Pero, por ejemplo, ¿puede haber más de una imagen del mismo santo en una iglesia? Por ejemplo, hay estatuas de san José durmiendo, de él con Jesús y María, o solo. ¿Pueden estar las tres en la misma iglesia? ¿O una iglesia dedicada a un santo puede tener varias imágenes para que los fieles puedan rendirle homenaje de forma más "rápida"? 

La importancia del equilibrio

La Instrucción General del Misal Romano (IGMR), la guía para las celebraciones litúrgicas, es bastante específica en su número 318. Afirma que las imágenes deben exponerse para llevar a los fieles a los "misterios de la fe".

Sin embargo, el documento hace una salvedad crucial: hay que evitar un número excesivo de imágenes y su disposición debe ser "en el orden debido", para que no distraigan a los fieles de la celebración. 

El punto más directamente relacionado con su pregunta es la norma de que, normalmente, no debe haber más de una imagen del mismo santo en la misma iglesia. El texto original es enfático:

"Normalmente, no debe haber en la misma iglesia más de una imagen del mismo santo". 

Esta regla busca evitar la multiplicación de imágenes que pueden llevar a una devoción menos ortodoxa o incluso a la superstición, como si hubiera diferentes "poderes" en cada representación. El foco debe ser siempre la persona del santo, no la imagen en sí. El honor dado a la imagen es, en realidad, un reflejo del honor a la persona representada. 

El santo y la devoción popular

La regla de "una imagen por santo" tiene una excepción importante, especialmente en iglesias históricas. A menudo, pueden coexistir diferentes advocaciones de la Virgen María, como Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Concepción y Nuestra Señora del Carmen.

En estos casos, la coexistencia de varias representaciones de la misma persona (la Virgen María) se justifica por la tradición. Muchas de estas imágenes fueron instaladas por diferentes cofradías o hermandades, que coexistían pacíficamente en la misma iglesia.

Sin embargo, es importante que los fieles comprendan que siempre se venera a la misma Virgen María, independientemente de su advocación. No tiene sentido comparar, por ejemplo, el "poder" de Nuestra Señora Aparecida con el de Nuestra Señora de las Victorias, ya que la intercesora es siempre la misma. 

La Iglesia también advierte contra la práctica de colocar más de una imagen con el mismo título, como dos imágenes de Nuestra Señora Aparecida en la misma iglesia, solo porque fueron donadas por devotos.

Una vez más, retomando la orientación de la Iglesia: el culto se dirige a la persona del santo y no a la escultura, y las imágenes sagradas no son objetos de decoración, por lo que es mejor no repetir el mismo santo.  

El cuidado de lo sagrado

El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia refuerza que la elección y la disposición de las imágenes no pueden dejarse a la iniciativa privada. Los responsables de la iglesia deben garantizar que las imágenes sean dignas, bellas y de buena calidad.

La finalidad de las imágenes sagradas es «referirse a los prototipos que representan» (Concilio de Trento). Es decir, no son objetos de adoración, sino una invitación a la reflexión y a la oración, que nos acerca a los misterios de la fe y a los ejemplos de santidad.

El gran desafío, por lo tanto, es educar a los fieles para que la devoción a las imágenes sea siempre un camino hacia la santidad, y no un fin en sí mismo. 

Paulo Teixeira 

Fuente: Aleteia