PARROQUIA PREPARA SU SEGUNDA “MACROBODA” EN LA QUE PARTICIPARÁN 14 PAREJAS

Una parroquia de la Archidiócesis de Madrid prepara por segundo año la celebración de una “macroboda”, en la que 14 parejas contraerán el sacramento del Matrimonio regularizando así su situación canónica y emprendiendo una nueva vida de fe

Crédito: Parroquia de San Sebastián mártir
(San Sebastián de los Reyes, Madrid, España). Dominio público

Tras el éxito de la convocatoria del pasado año, con la que el párroco Javier Sánchez-Cervera salió al encuentro de parejas y familias en situación canónica irregular, de nuevo se han puesto en marcha para dar todas las facilidades y que no haya excusas para casarse ante Dios. 

En la parroquia ya se están ultimando los preparativos, desde los más festivos —música, flores, vestidos, peluquería, etcétera— hasta los preceptivos desde el punto de vista canónico. 

Los futuros contrayentes, que deben tener al menos cinco años de matrimonio civil o convivencia, y de los cuales al menos uno debe estar bautizado, han realizado un cursillo prematrimonial con el que se han preparado conscientemente. 

Al igual que el pasado año, la “macroboda”, se celebrará el 29 de agosto, coincidiendo con la fiesta mayor en honor del Santísimo Cristo de los Remedios, patrón de la localidad de San Sebastián de los Reyes, situada a 20 kilómetros de Madrid. 

La iniciativa, según recoge el sitio web de la Archidiócesis de Madrid, surge de la constatación de que el 80% de los bautizos que se realizaban en la parroquia eran de hijos de parejas no casadas por la Iglesia.

Cuando el párroco preguntaba las razones, estas eran de poca entidad en comparación con la importancia del sacramento, así que el párroco se decidió a ponérselo fácil.  

“Sabía que quería casarme con Juan..."

Laura y Juan tienen 20 y 21 años, respectivamente. Se conocieron en Barranquilla (Colombia) en 2020 y, cuatro años después, conociendo que esperaban una hija, decidieron ir a vivir a España huyendo de la inseguridad. 

La pequeña Fiorella nació el pasado mes de febrero y, tras vivir en casa de unos conocidos en Madrid, se trasladaron a vivir a San Sebastián de los Reyes, donde comenzaron a conocer historias sobre la “macroboda” del pasado año. 

“Sabía que quería casarme con Juan, habíamos hablado de esto, pero no dábamos el paso; no lo veíamos claro ni cuándo, ni cómo…”, relata Laura a la Archidiócesis de Madrid. Pasando delante de la parroquia, ella veía el cartel anunciador de la macroboda. En su interior aspiraba a ello, pero no sabía si era el momento: “que sea la voluntad de Dios”, pensó. 

Juan conocedor de sus anhelos compartidos, les inscribió en secreto y, al contárselo, le dijo: “Tenemos una niña, vamos a cumplir cinco años y ¿no querías estar siempre conmigo”, recuerda Laura. 

La joven reconoce que, aunque siempre han tenido fe, la niña llegó antes de lo previsto. Sin embargo, mirando al futuro, afirma: “queremos seguir haciendo las cosas bien”.

A la semana de su inscripción, comenzaron el cursillo prematrimonial en el que descubrieron en especial la característica de la unicidad del matrimonio, por la que ambos esposos se hacen una sola carne.

“No tenía demasiado claro que están comprometiendo tu vida con otra persona, que estás entregándote para toda la vida”, asume Laura, que se siente emocionada como cualquier novia consciente del paso que va a dar. 

Por Nicolás de Cárdenas