Conoce (y escucha) este poético
elemento del Oficio Divino destinado a la alabanza divina
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Dennis Debono | Shutterstock |
El fin de la Liturgia de las Horas es,
pues, consagrar el tiempo y su transcurrir -las horas- al Señor, prolongando o
extendiendo la oración eucarística y la comunión con Cristo efectuada en el
Sacrificio de la Misa, indiferentemente de que la misa sea celebrada al
amanecer o al atardecer.
La Liturgia de las Horas constituye, junto
a la Santa Misa, la plegaria pública y oficial de la Iglesia.
Quien ora aprovechando la Liturgia de las
Horas hace un alto en el camino a lo largo del día para rezar con la Iglesia
aunque se encuentre solo. La Iglesia invita a TODOS a rezar la Liturgia de las
Horas:
«Se
invita encarecidamente también a los demás fieles a que, según las
circunstancias, participen en la Liturgia de las Horas, puesto que es acción de
la Iglesia» Código de Derecho Canónico (Canon 1174, 2).
Los sacerdotes, religiosos y religiosas
tienen la obligación de rezar el Oficio Divino o la Liturgia de las Horas.
Himnos para alabar
Como ya se ha señalado, uno de los elementos importantes de
liturgia de las horas son los himnos (240
al menos en la edición española).
Los himnos son uno de los elementos poéticos de la Liturgia de las
Horas y son una creación lírica destinada a la alabanza divina.
El término himno viene de la palabra griega imnos,
que en el ámbito griego era un canto festivo que, acompañado de la cítara, se
cantaba en honor de los héroes o de los dioses.
Posteriormente en la literatura cristiana griega aparece el himno
como un canto a la gloria de Dios y en la liturgia como una plegaria.
“Los himnos… han sido destinados
expresamente, por su naturaleza lírica, para la alabanza de Dios…, a la vez que
mueven e incitan los ánimos a una celebración piadosa. Dicha eficacia se ve
aumentada a menudo por la belleza literaria. Por lo demás, los himnos se
encuentran en el Oficio como el principal elemento poético creado por la
Iglesia” (Instrucción
General de la Liturgia de las Horas, 173).
Mejor cantados
En consecuencia un himno, religiosamente hablando, es una
composición poética dividida en estrofas aptas para ser cantadas con una misma
melodía.
Fue san Benito (480-547) el primero que dispuso el canto de un
himno en cada Hora del Oficio Divino, aunque desde san Ambrosio (340-397) ya
los había para acompañar la oración de las Horas.
Desde entonces, lo suyo es que los himnos se
canten y no se reemplacen por cantos de otra índole o cantos para la misa; así
como tampoco durante la misa habría que usar los himnos de la Liturgia de las
Horas.
Y reemplazar u omitir los himnos, u otro elemento de la Liturgia
de las Horas, hace que de alguna manera se rompa con la unidad de la Iglesia en
oración.
El poder de los himnos
Los
himnos, como las demás partes de la Liturgia de las Horas, tienen unas
funciones específicas:
1. Los himnos crean un intenso clima de oración comunitaria e
introducen desde el principio a la asamblea en el carácter festivo de la
alabanza divina.
2. Los himnos inician el rezo de cada Hora, como una “obertura”
lírica en la que se adelantan los temas y el enfoque espiritual de la oración
que viene a continuación.
3. Los himnos ponen de manifiesto el carácter diferenciante de
cada Hora y de cada fiesta, conjugando los motivos religiosos y los
sentimientos espirituales adecuados.
4. Los himnos buscan despertar el afecto y la piedad.
5. Los himnos unen los ánimos de los participantes y los sitúan
vital y religiosamente.
Los 7 tipos de himnos
Los himnos, la gran mayoría de origen bíblico, se pueden catalogar
en siete grupos:
1. Los himnos que son traducidos literalmente del latín.
2. Los himnos que son recreaciones libres de himnos latinos.
3. Los himnos que conservan buena parte del texto original latino.
4. Himnos originales en español compuestos expresamente para la La liturgia de
las Horas.
5. Himnos que son traducciones de himnos modernos escritos en otros idiomas.
6. Himnos que son tomados de la antología española de todos los tiempos.
7. Himnos que son textos de cantos muy populares.
Henry Vargas Holguín
Fuente: Aleteia