Alabanza
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Dominicas de Lerma |
Buenos días,
hoy sor María Jesús nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Me tocaba hacer
la comida, la hacemos por turnos y, aunque era domingo, como había de primero
coliflor, busqué una receta sencilla pero diferente para hacer más festivo el
menú.
Pero entre que
tenemos la Eucaristía a las 11 y se acorta la mañana una hora, y que la receta
era nueva… al final estaba un poco apurada de tiempo, derrapando pero, gracias
a Dios, a tiempo justo.
Mientras
servían la comida y recogía un poco la cocina, llegó la hermana que me iba a
ayudar en el fregado y me dio las gracias por haber hecho una receta nueva y
rica. Pero es que, cuando iban terminando de comer, las hermanas se asomaban
por la cocina a dar las gracias y a elogiar la comida tan rica, la receta
nueva…
Cuando, en el
tiempo que llamamos “de silencio”, me quedé rezando un ratito, pensaba que los
elogios y la alegría manifestada tan sinceramente me habían descansado… y que
seguramente también a Jesús le gustaría que nos acercáramos a Él cada vez que
experimentamos algo bueno, para alabarle y darle las gracias sinceramente por
eso concreto.
Jesús también
se dirigía al Padre con alabanzas y agradecimiento: “Yo te alabo, Padre, porque
has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los
pequeños”, o cuando la resurrección de Lázaro, su amigo: “Te doy gracias,
Padre, porque me escuchas…”
Hoy el reto es
hacer una pequeña oración de alabanza al Señor después de reconocer algo
concreto, algo bueno que te ha concedido, algo que Él es para ti y que
sinceramente, desde el corazón sorprendido, reconoces y con tus propias
palabras se la digas.
La alabanza es
la oración que haremos eternamente cuando le veamos cara a cara y nos
asombremos por tanta belleza, tanto amor, tanta bondad, tanta sabiduría…
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
14 octubre 2025
Fuente: Dominicas de Lerma