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La exhortación apostólica "Dilexi te" fue publicada este jueves Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News. Dominio público |
En ese sentido, presentamos a continuación algunas de las frases
más inspiradoras del primer documento pontificio de León XIV:
1. Considero necesario insistir sobre este
camino de santificación, porque en el “llamado a reconocerlo en los pobres y
sufrientes se revela el mismo corazón de Cristo, sus sentimientos y opciones
más profundas, con las cuales todo santo intenta configurarse”.
2. Aún persiste —a veces bien disimulada—
una cultura que excluye a los demás sin siquiera notarlo, y tolera con
indiferencia que millones de personas mueran de hambre o vivan en condiciones
indignas del ser humano.
3. El hecho de que el ejercicio de la
caridad resulte despreciado o ridiculizado, como si se tratase de la fijación
de algunos y no del núcleo incandescente de la misión eclesial, me hace pensar
que siempre es necesario volver a leer el Evangelio, para no correr el riesgo
de sustituirlo con la mentalidad mundana.
4.
Es innegable que el primado de Dios en
la enseñanza de Jesús va acompañado de otro punto fijo: no se puede amar a Dios
sin extender el propio amor a los pobres. El amor al prójimo representa la
prueba tangible de la autenticidad del amor a Dios.
5. Cuando la Iglesia se arrodilla para
romper las nuevas cadenas que aprisionan a los pobres, se convierte en signo de
la Pascua.
6. Los mendicantes se han convertido en un
signo de una Iglesia peregrina, humilde y fraterna, que vive entre los pobres
no por estrategia proselitista, sino por identidad. Enseñan que la Iglesia es
luz sólo cuando se despoja de todo, y que la santidad pasa por un corazón
humilde y volcado en los pequeños.
7. O reconquistamos nuestra dignidad moral
y espiritual, o caemos como en un pozo de inmundicia.
8. El cristiano no puede considerar a los
pobres sólo como un problema social; estos son una “cuestión familiar”, son “de
los nuestros”. Nuestra relación con ellos no se puede reducir a una actividad o
a una oficina de la Iglesia.
9. El amor es ante todo un modo de concebir
la vida, un modo de vivirla. Pues bien, una Iglesia que no pone límites al
amor, que no conoce enemigos a los que combatir, sino sólo hombres y mujeres a
los que amar, es la Iglesia que el mundo necesita hoy.
P Permanecer en el mundo de las ideas y
las discusiones, sin gestos personales, asiduos y sinceros, sería la perdición
de nuestros sueños más preciados. Por esta sencilla razón, como cristianos, no
renunciamos a la limosna.
Por Victoria
Cardiel
Fuente: ACI