Los tomates
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Como cada año,
en la pequeña huerta hemos plantado tomates. OÍ decir a una hermana que los
tomates parecen canicas, que no engordan y solo colorean. Y tiene toda la
razón: este año son muy pequeños, pero están buenísimos. El sabor es especial,
saben a huerta; lo único es que tienes que comerte por lo menos tres para
cenar. Es verdad que no son grandes, pero tienen sabor.
Cuántas veces
nos quedamos en lo que no tenemos y no disfrutamos de lo que sí tenemos. El
Señor nos regala un montón de cosas cada día, todo lo que necesitamos para ser
felices.
A Jesús le pasó
con sus discípulos: los mandó a predicar de dos en dos, sin talega ni alforja,
y les dijo que, al entrar en una casa, dijeran: “Paz a esta casa”; y, si les
recibían, se quedasen. Los discípulos le dijeron a Jesús: “¿Y si no nos
reciben?”. Jesús, con toda la paz del mundo, les respondió: “Os sacudís el
polvo de las sandalias y os vais a otro sitio donde os quieran recibir”. Jesús
enseñó a sus discípulos a no quedarse en quienes les rechazaban, sino a valorar
el tesoro de la predicación y, por ello, seguir adelante.
Jesús quiere
que en tu vida no te detengan las cosas ni las personas. Si algo te está
haciendo sufrir, entrégaselo a Jesús; pídele luz sobre ello, pídele consuelo,
pídele que lo transforme en vida. Pero, sobre todo, déjale a Jesús que te
cambie la mirada, que Él te regale ver con más amplitud todo lo que vives, y
así encontrarás vida a tu alrededor. Porque Jesús está resucitado y es el Rey
de la Vida. Así lo dijo: “Yo soy la Vida”.
Hoy, el reto
del amor es poner en tu oración algo que no veas con claridad, que solo parezca
tener una dirección. Ora a Jesús y pídele ver con más ángulo.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
11 agosto 2025
Fuente: Dominicas de Lerma