No
desearás más vacaciones de las que te corresponden, y aprovecharás para amar
más a tu familia
Segundo
Mandamiento: No tomarás vanamente el nombre de Dios,
quejándote de las incomodidades del termómetro en baja o en alza, o por la moda
o las costumbres, siempre pasajeras.
Tercer
Mandamiento: Pondrás especial cariño y cuidado en
santificar las fiestas en este tiempo de trabajo menor, procurando programarte
unas vacaciones con Dios, en el clima suave del amor suyo.
Cuarto
Mandamiento: Aprovecharás la temporada estival para
reforzar los lazos familiares, quizás más relajados o más en tensión durante el
resto del año.
Quinto
Mandamiento: No matarás el tiempo, sino que tu merecido
descanso será más cambio de actividad que aburrimiento malsano y atrofiante.
Sexto
Mandamiento: También en vacaciones, el sexto precepto
del decálogo nos llamar a vivir la sexualidad y la castidad según los distintos
estados de la vida y según la ley de Dios y de su Iglesia.
Séptimo
Mandamiento: No robarás un verano inmerecido, ni
abusarás de los dones de la naturaleza en contra de Dios, su único dueño.
Octavo
Mandamiento: Cuidarás especialmente de la lengua
durante las vacaciones, evitando el chismorreo, la crítica fácil y la calumnia,
siempre más peligrosas que una tormenta de verano.
Noveno
Mandamiento: También en vacaciones, guarda la pureza
del corazón, del cuerpo, de la mente, de la imaginación, de los pensamientos y
de los deseos.
Décimo
Mandamiento: No desearás vacaciones desproporcionadas,
pero procurarás tener lo que merecéis tú y tu familia, sin olvidar a los que
este año tampoco podrán veranear.
Fuente: Aleteia