Así lo confirman los datos del estudio internacional Footprints, un proyecto centrado en una escucha continua a los jóvenes para comprender en profundidad sus valores, expectativas y esperanzas
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Mientras
durante décadas los estudios sociológicos proclamaban un avance imparable de
la secularización en Occidente, nuevas investigaciones sugieren que
algo está cambiando: los jóvenes están redescubriendo la espiritualidad.
Así lo
confirman los datos del estudio internacional Footprints, un
proyecto desarrollado por el Laboratorio de Investigación dela Pontificia
Universidad de la Santa Cruz. A lo largo de ocho años, se ha centrado en una
escucha continua de los jóvenes para comprender en profundidad sus valores,
expectativas y esperanzas.
Los resultados
han sido presentados este jueves, 24 de julio, en Roma, con motivo del Jubileo
de los Jóvenes. Expertos de universidades y centros de investigación de
primer nivel —como Jonathan Evans, del Pew Research Center,
y Daniel Moulin, de la Universidad de Cambridge— han analizado
esta tendencia emergente, confirmando las conclusiones del estudio Footprints.
Una
investigación global: ¿vuelve la fe?
¿Está la
juventud perdiendo el interés por la religión? El estudio Footprints ofrece
una respuesta matizada: no solo no está desapareciendo, sino que en muchos
países está resurgiendo con fuerza.
La
investigación, llevada a cabo entre 2023 y 2024, encuestó a cerca de 5.000
jóvenes de entre 18 y 29 años en ocho países (Argentina, Brasil,
Italia, Kenia, México, Filipinas, España y Reino Unido) y revela un crecimiento
sostenido del interés por la espiritualidad en todos ellos.
En promedio, el
50 % de los jóvenes declaró haber experimentado un aumento en su interés espiritual en los últimos
cinco años, mientras que solo un 15 %
indicó lo contrario. Un cambio neto del +35 % que, en países como Brasil, Filipinas o Kenia, alcanza cifras aún más significativas.
Silencioso
pero firme: el retorno en Occidente
Aunque los
países occidentalizados —como España, Italia o Reino Unido— han mostrado
durante décadas una caída en la práctica religiosa y la afiliación nominal al
cristianismo, Footprints identifica una tendencia inversa en
las nuevas generaciones. Jóvenes creyentes que no solo mantienen su fe, sino
que la viven con mayor fervor.
En España,
por ejemplo, casi 2 de cada 10 jóvenes creyentes asisten a misa a
diario, y cifras similares se observan en Italia. En Reino Unido, la
generación Z se muestra cada vez más comprometida con formas activas de fe,
según otros estudios como el de la Bible Society con YouGov.
Una idea que
también recoge el periódico inglés The Economist, en un artículo
reciente titulado 'The West has stopped losing its religion', [Occidente ha
dejado de perder su religión] basado en datos del Pew Research Center.
Datos que
van más allá de las encuestas
Brasil,
Kenia y Filipinas muestran una religiosidad profundamente arraigada,
con niveles de práctica mucho más elevados. En estos países, más del 50 % de los encuestados afirma
haber incrementado su interés espiritual en los últimos años.
El
estudio Footprints se ve respaldado por una serie de eventos
recientes que reflejan un renovado fervor juvenil. En marzo, más de 10.000
jóvenes se congregaron en Londres para el evento Flame 2025, mientras que en
Indianápolis, el Congreso Eucarístico Nacional reunió a 50.000 personas, en su
mayoría jóvenes. En abril, Roma acogió a otros 50.000 adolescentes
italianos con motivo del Jubileo —evento que coincidió con el
fallecimiento del Papa Francisco.
En Francia, los
bautizos de jóvenes entre 18 y 25 años pasaron de 1.000 en 2022 a más de 4.000
en 2025, y en la franja de 11 a 17 años superaron los 7.400. Cifras que apuntan
a un fenómeno con múltiples manifestaciones sociales y culturales.
Creencias,
oración y moral: luces y sombras
Uno de los
aspectos más llamativos del estudio es la complejidad de la relación entre fe y
práctica. Incluso entre los que se declaran no creyentes, un 48 % admite que reza
ocasionalmente. En momentos de dificultad, este porcentaje sube hasta el 62 %. Además, un 42 % cree en la vida después de la muerte y un 37 % pide oraciones a personas
creyentes.
Sin embargo,
también se identifican desafíos significativos: muchos jóvenes católicos
practican su fe —asisten a misa, rezan, se confiesan— pero no siguen
las enseñanzas de la Iglesia sobre moral sexual.
A su vez, solo
uno de cada cuatro jóvenes católicos está de acuerdo con la posición de la
Iglesia, según la cual la interpretación de la Biblia requiere la mediación de
la Tradición y del Magisterio. Estos datos representan un reto para
sacerdotes, educadores y formadores y pone de manifiesto la necesidad
de una formación religiosa más profunda y contextualizada.
Por otro lado,
aquellos que conocen bien su fe y la aceptan muestran una vida religiosa
mucho más sólida: oración diaria, misa dominical, confesión y
transmisión activa de la fe a las nuevas generaciones.
Más que ofrecer
conclusiones cerradas, lo que el estudio deja entrever es un trasfondo cada vez
más visible: en una sociedad marcada por la fragmentación, el individualismo y
la falta de sentido, muchos jóvenes comienzan a buscar un anclaje más
profundo. La espiritualidad, lejos de ser un refugio del pasado, reaparece como
respuesta posible a una necesidad existencial.
María Rabell García
Fuente: El Debate