El matrimonio es una vocación y, como tal, los problemas son mucho fáciles de afrontar si se entiende que “el sacramento del matrimonio participa de la gracia sacramental”
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El verano tiene que ser un tiempo para descansar y disfrutar en familia |
El verano es un
tiempo de descanso, pero también se convierte en el detonante de la ruptura de
muchos matrimonios. La psicóloga Teresa Barrera analiza en
este reportaje de la revista Misión por
qué durante las vacaciones pueden aumentar los conflictos y ofrece 11
claves sencillas para fortalecer el matrimonio en este
tiempo.
1. Sé
prudente.
Procura
que “las vacaciones sean coherentes con las necesidades del matrimonio”.
Si, por ejemplo, la relación entre suegra y nuera no es la mejor, lo más
conveniente no es que paséis juntos un mes en la playa.
2. Cuida las
necesidades básicas.
Parece algo
obvio, pero no por ello menos importante: encuentra momentos para el
reposo, cuida el sueño y la alimentación, haz ejercicio y busca ratos para
compartir. El estado anímico, la salud y el bienestar de cada uno repercute en
el matrimonio.
3. Para a
tiempo las discusiones.
Este es un
punto de vital importancia: “Cuando una discusión sube de tono, es mejor
dejar de lado el tema y volver sobre él en otro momento, sin tanta
implicación emocional”, afirma Barrera.
4. Vuelve al
origen.
Barrera
recuerda que el matrimonio es una vocación y, como tal, los problemas son mucho
fáciles de afrontar si se entiende que “el sacramento del matrimonio
participa de la gracia sacramental”. Recordar esto, que con frecuencia
se olvida, puede ayudar a elevar la mirada “para vivir las dificultades propias
de este estado de vida”, asegura.
5. Revisa tu
“apuesta”.
Para que un
matrimonio marche bien –explica esta psicóloga– es fundamental que “exista un
compromiso libre”. De este modo, indica que “es necesario poner toda la
voluntad para que las cosas mejoren”. Y recomienda revisar de 0 a 10
cuánto estás apostando por tu matrimonio. Hay que elevar las apuestas, aunque
falten las fuerzas.
6. Pon en
juego tu libertad.
Barrera recalca
que el matrimonio es una donación de uno mismo. En este caso, considera que “es
necesario estar dispuesto a renunciar en muchas ocasiones a los propios
gustos”, y siempre desde la libertad, que no significa dejar de
“hacerse presente cada uno”.
7. Acepta
tus propias limitaciones.
Todas las
personas tienen limitaciones y pasan por dificultades. En muchas ocasiones
–avisa esta experta– la resolución de los conflictos en el matrimonio comienza
con los de uno mismo. Cada cónyuge debe aprender primero a perdonarse y
aceptarse a sí mismo y, luego, a hacerlo con los demás.
8. No
busques siempre culpables.
Ante la típica
pregunta “¿de quién es la culpa?”, pregúntate mejor: “¿qué puedo hacer
yo para mejorar la situación?”. Reformular las preguntas puede suponer
un punto de inflexión para afrontar bien una situación.
9. Habla,
habla y habla.
Barrera insiste
en que “nadie puede adivinar lo que piensas o sientes, y es
necesario que el otro conozca tus necesidades para poder resolver los
conflictos”. Por eso recomienda hablar al otro desde el propio yo, es decir,
expresar cómo te sientes tú ante una situación concreta.
10. Genera
expectativas realistas.
Lo mismo que
ocurre con la publicidad pueda pasar con el matrimonio: “lo que se anuncia
parece mejor que la realidad”, advierte la psicóloga. Sin embargo, “si
tus expectativas son realistas, la experiencia será buena”.
11. Pide
ayuda.
Para concluir,
esta psicóloga anima a los cónyuges a luchar: “El matrimonio está hecho por y
para las personas. Se puede salir adelante y merece la pena”. Y si
ves que las dificultades no se logran solucionar, urge pedir ayuda profesional.
Pero, además, Barrera recomienda no esperar a que la situación esté al límite,
puesto que el coste para el matrimonio podría ser muy alto.
Fuente: ReligiónenLibertad