Los amigos son la familia que escogimos, hemos escuchado decir, pero para que eso sea real hay que abrir los ojos y el corazón y detectar a los verdaderos
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Hemos escuchado
que los amigos se convierten en la familia que hemos escogido, seguramente
porque las emociones y los sentimientos que se despiertan con las buenas
experiencias motivan a las personas a expresar este pensamiento, a veces a la
ligera.
Lo cierto es
que tener un buen amigo siempre será un deleite, porque podemos confiar en él,
revelarle nuestros secretos y compartir experiencias inolvidables.
Sin embargo,
hay que tener los pies sobre la tierra porque por mucho que nos amemos, podemos
llevarnos crueles sorpresas. Así es que, veamos algunas características de los
buenos amigos.
1. Siempre
dicen la verdad
"La verdad
no peca, pero incomoda", dice un sabio refrán. Los verdaderos amigos se
dirán la verdad y por supuesto, dolerá, pero estará motivada por el amor. Así
lo dice el libro de Proverbios:
"Más vale
una reprensión abierta que un cariño disimulado. Leal es la herida que inflige
el amigo, engañosa los besos del enemigo".
(Pr 27,
5-6)
Ciertamente, un
amigo tampoco es perfecto y tendrá fallas y errores, pero si se da cuenta de
que estamos cometiendo un error, nos lo dirá sin rodeos.
2. Quieren
tu bien en todo momento
Otro dicho
versa que "en la cárcel y en la enfermedad se conoce a los amigos".
Solamente quien nos ama bien compartirá las tristezas y los momentos de
adversidad.
Nuevamente el
libro de los proverbios enseña:
"El amigo
ama en cualquier ocasión, y un hermano nace para compartir la adversidad"
(Pr 17, 17).
Por eso, no es
extraño encontrar en la vida que, ni siquiera la familia de sangre esté
dispuesta a apoyarnos en las malas, tanto como un amigo.
3. Te
acercan a Dios
Recordemos el
pasaje del Evangelio en el que cuatro amigos de un paralítico lo llevan a donde
está predicando Jesús para que lo cure.
El evangelista
narra que había tanta gente que era imposible acercarse, pero el ingenio de los
jóvenes -seguramente lo era, porque cargaron al compañero hasta el techo- logró
su cometido: metieron al enfermo hasta ponerlo frente al Señor (Mc 2,
3-5).
Por eso, un
amigo te llevará a Dios, te alejará de las ocasiones de pecado y estará
pendiente de que todo lo que hagas sea para tu salvación.
Por eso, el
eclesiástico afirma:
"Un amigo
fiel no tiene precio, no hay manera de estimar su valor. Un amigo fiel es un
bálsamo de vida, que encuentran los que temen al Señor. El que teme al Señor
encamina bien su amistad, porque como es él, así también será su amigo".
(Eclo 6,
15-17)
Si tienes un
amigo así, eres inmensamente bendecido, así es que atesóralo.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia