¿Por qué todo esto? Solo para hacerla feliz. Para darle algo a cambio del mejor regalo de todos: ¡Jesús!
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Dominio público |
Aquí
los 7 medios descritos en su columna publicada originalmente en CNA
Deutsche:
1. Ayunar en Adviento
Si
bien las cuatro semanas previas a la Navidad tienen un carácter “más alegre”
que la penitencia previa a la Pascua, nosotros
debemos esperar hasta el cumpleaños de Jesús para celebrar en la cena navideña.
Este
sacrificio, además de tener un valor espiritual, genera más gusto y expectativa
en la Navidad.
2. Levantarse 10 minutos
más temprano
No
es fácil levantarse temprano por las mañanas, pero un poco más de tiempo cada
día nos da la oportunidad de empezar bien la jornada con Dios: una oración
personal por la mañana, una breve lectura de las Escrituras, el rezo del Rosario, etc.
San
Josemaría Escrivá dice que el momento de levantarse es el "minuto
heroico", el cual decide sobre todo el día.
La Biblia nos dice que
San José solía levantarse rápidamente de un sueño y, sin duda, es una gran
ayuda para quienes les cuesta dejar de lado la comodidad.
3. Obsequiar presentes
desde el corazón
Todos
los días se puede obsequiar un pequeño regalo, carta o imagen. Siempre me
pregunto ¿por qué no dar una alegría a alguien por cada día de Adviento?.
Es
bueno tener un plan previo: obsequiar quizás una fotografía en blanco y negro a
un familiar, juguetes de mis hijos para un sobrino, las chaquetas de invierno
para un hogar de niños huérfanos o hacer galletas para una casa de ancianos.
4. Tener un tiempo de
silencio cada día
Todos
los días de Adviento debemos contar con una hora de silencio. Ni radio, ni
teléfono, ni televisión, ni música de fondo, sino utilizar el tiempo para
momentos de oración y reflexión. Y si sentimos inquietud o preocupaciones,
debemos enderezarlas para dejar que el Mesías entre en el corazón. La paz
externa y silencio interior limpia casi automáticamente el alma.
5. Visitar a Jesús
La
Navidad no es de “Santa Claus”, sino del pequeño niño en el pesebre. Aquí es el
Hijo de Dios quien nos alimenta verdaderamente, tan pequeño y, que sin
pretensiones, está presente en todos los tabernáculos.
La
Navidad es la celebración del "pan vivo" que ha llegado del cielo como nuestro
alimento. Belén significa "casa del pan".
Todos
los días se puede visitar la iglesia aunque sea
solo unos minutos. Asistir a Misa es una
forma de devoción.
6. Confesarse
Jesús
nace en un establo, en pobreza y modestia, lejos del bullicio de los albergues.
Sin embargo, ciertamente San José tuvo que remover las telarañas y la suciedad
alrededor, mientras que Nuestra Señora desempaquetó ropa de cama limpia para
preparar un buen lugar al recién nacido. Por encima de todo, tenían un corazón
lleno de amor puro.
Sin
confesión no hay una buena Navidad para los católicos. La paja vieja o podrida
debe ser barrida del corazón. Otras veces limpiar el polvo es suficiente, pero
Jesús siempre quiere encontrar una morada donde pueda reposar.
7. Devoción a María
Sin
María no existiría Jesús. Sin María no podríamos celebrar la Navidad porque el
Hijo de Dios no se habría convertido en hombre. Por lo tanto, el camino a Belén
es el de la Madre de Jesús, que es nuestra también.
Todos
los días se debe rezar el Rosario. Debemos orar a la Virgen María todos los
días de Adviento para recibir a Jesús y no solo en la víspera de Navidad.
También
debemos orar por la maternidad de todas las mujeres que esperan o han perdido
un hijo en esos días.
Es
menester dirigirnos a nuestra Madre, a quien le pedimos su intercesión en nuestras
necesidades, para darle gracias por su 'sí' en Nazareth, por el cuidado y la
crianza de Jesús, por su ayuda maternal a Él y a nosotros, por su lealtad en
la Cruz.
Podemos
obsequiarle flores, una oración especial o una pequeña peregrinación a una
iglesia. También podemos darle todos los días una nueva alegría, quizá
reconciliándonos con antiguos enemigos, renunciado a malos hábitos u ofreciendo
nuestro trabajo por más difícil que sea.
¿Por
qué todo esto? Solo para hacerla feliz. Para darle algo a cambio del mejor
regalo de todos: ¡Jesús!
Fuente:
ACI