¿POR QUÉ LA IGLESIA CATÓLICA GUARDA SECRETOS?

Confidencialidad profesional, secreto pontificio, sigilo sacramental… Las razones y circunstancias en las que pide mantener silencio

Antoine Mekary | ALETEIA

La Iglesia católica invita a mantener ocultos algunos secretos cuya revelación dañaría a alguien. Pide este silencio por respeto a la persona (o personas) implicada y para proteger la confianza y el bien común. 

El derecho canónico custodia especialmente los secretos relacionados con el gobierno de la Iglesia y los revelados en el marco de una relación profesional y en el sacramento de la confesión. 

Las leyes eclesiásticas prevén sanciones de distinta gravedad para quien rompa el silencio debido. Las penas incluyen la suspensión, el despido, reparación e incluso la excomunión automática (para los curas que rompen el secreto de confesión).

“Callar, cosa verdaderamente bastante difícil, como también hablar públicamente con reflexión, son dotes del hombre perfecto”, indica la instrucción Secreta Continere.

Este documento regula el secreto pontificio, que es el referido a los nombramientos de obispos, la preparación de documentos del Papa y otras cuestiones relacionadas con el gobierno de la Iglesia.

Secreto de confesión

Los sacerdotes están obligados a mantener en secreto siempre, sin excepción alguna, las informaciones reveladas en el sacramento de la reconciliación por respeto a la santidad del sacramento.

“El sigilo sacramental es inviolable; por lo cual está terminantemente prohibido al confesor descubrir al penitente, de palabra o de cualquier otro modo, y por ningún motivo”, indica el canon 983.

Excepciones

Los que, por su cargo, reciben ciertas informaciones, deben mantener la reserva para proteger a las personas, la confianza, buena convivencia y buen desarrollo de los procesos, sin intromisiones ni presiones externas. 

Pero -al margen de los sacerdotes en la confesión- en algunas ocasiones, razones de fuerza mayor pueden imponerse y permitir romper un silencio que podría dificultar una transparencia necesaria para la justicia.

Por ejemplo, en el año 2019, el Papa Francisco restringió el secreto pontificio para proteger mejor a los menores de los abusos sexuales.

Proteger el buen nombre

De hecho, algunas personas han abusado del secreto y lo han usado para controlar o por intereses personales.

¿Cuándo es oportuno y conveniente mantener un silencio discreto y en qué circunstancias es mejor hablar? 

“El secreto se ha de restringir y limitar solo a lo que exijan la fama y estima de las personas y los derechos de los individuos o de los grupos”, responde la instrucción Communio et progressio.

Así, la Iglesia invita a restringir el secreto a las circunstancias en las que realmente sea necesario.  En el resto de ocasiones, y especialmente en el actual contexto cultural, las personas y organizaciones católicas están invitadas a la transparencia.

Patricia Navas

Fuente: Aleteia