Durante la entrevista a ACI Prensa confesó que, personalmente, el “cordón umbilical” que lo “mantiene unido a Jesucristo”, además de la Eucaristía, es que Dios le ha otorgado el don “de la perseverancia
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Crédito: Eduardo Berdejo / ACI Prensa |
Mons. José Ignacio Munilla, obispo de Orihuela-Alicante
(España), ofreció una profunda reflexión sobre la Eucaristía, señalando que al
recibir el Cuerpo de Cristo, se establece un “cordón umbilical” que nos une
íntimamente a Jesucristo.
“Yo creo que esta metáfora sirve: en esta vida estamos en el
seno de la Iglesia, estamos unidos a Jesucristo con un cordón
umbilical, que el día del parto, que va a ser el día de nuestra
muerte, se cortará y entonces ya no lo necesitaremos, porque veremos a
Jesucristo tal cual es. Allí ya no necesitaremos de la Eucaristía, pero aquí
necesitamos de ese cordón umbilical que nos alimenta de Cristo”,
expresó en una entrevista concedida a ACI Prensa.
Mons. Munilla, durante el reciente Congreso Eucarístico
Internacional de Quito 2024, reflexionó sobre importantes temas como el Corazón
de Jesús, la Eucaristía y la transformación interior del hombre para alcanzar
una fraternidad que cure las heridas del mundo.
Durante la entrevista a ACI Prensa confesó que, personalmente,
el “cordón umbilical” que lo “mantiene unido a Jesucristo”, además de la
Eucaristía, es que Dios le ha otorgado el don “de la perseverancia,
con días de mayor consolación, con días en los que tienes tu desolación, pero
perseverancia”.
“La perseverancia es muy importante, es clave, y ese don el
Señor me lo ha podido conceder (…) Está bien también poder tener experiencias
eucarísticas que reaviven nuestra fe, pero cuidado, me parece todavía más
importante subrayar la perseverancia de vivir en Cristo. Creo que estamos en
una cultura actualmente que es un poco proclive a tener una experiencia muy
fuerte que luego se enfría”, explicó.
“La
Eucaristía es el inicio de la transformación del mundo”
Mons. Munilla explicó que la
Eucaristía tiene el poder de transformar profundamente la vida de una persona
y, potencialmente, el mundo entero. “Todo comienza con la transformación del
pan y el vino en el cuerpo y la sangre del Señor. Y a partir de ahí va
cambiando las relaciones en todos los sentidos: relaciones sociales, matrimoniales,
laborales. El mundo cambia si nosotros nos sumamos a la transformación de
Jesucristo”.
Puso el ejemplo de alguien que, inicialmente, vivía y realizaba
su trabajo de manera amargada, esperando sólo recibir su salario al final del
mes. Sin embargo, al descubrir su verdadera vocación al trabajo, también
descubría su vocación a la familia y a la vida pública. Aquellas personas con
las que antes tenía dificultades en sus relaciones personales, aquellas que le
mortificaban, dejaban de ser un obstáculo.
El prelado español aseguró que “lo que acontece en la Eucaristía
es capaz de cambiar el mundo”, comparando su efecto con una fisión nuclear que
desencadena una serie de transformaciones poderosas, un ejemplo que ya había
sido destacado por el Papa Benedicto XVI en la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis.
“Cuando ocurre una fisión nuclear, empiezan a concatenarse unas
transformaciones que liberan una energía impresionante. Todo comienza con un
átomo. Algo así pasa con la Eucaristía”, explicó.
Mons. Munilla agregó que si uno adora la Eucaristía, “sin duda
alguna se está preparando para entender mejor lo que es el misterio
eucarístico, de que Jesús está con nosotros”. “Jesús no es como un tren que
pasa y se esfuma. No, Jesús se queda entre nosotros. Jesús está conmigo. Yo
vivo en Cristo. La Eucaristía es vivir en Cristo”, subrayó.
El amor por
la Eucaristía se introduce en la familia
Al referirse a la importancia de la familia en la vida sacramental, el obispo
dijo: “Uno se introduce en la Eucaristía con la familia”. Recordó con cariño
cómo sus padres hicieron que la Misa dominical fuera un momento especial:
“Ellos tuvieron esa capacidad de hacer gozoso ese momento”. Y añadió: “Lo que
aprendí de mi madre, cómo ella le hablaba a Jesús después de haber comulgado, vale
más que todas las conferencias que escuches”.
En cuanto a la formación de los jóvenes en la fe, Mons. Munilla
subrayó la importancia de encontrar un grupo en el que puedan compartir y
crecer en su vida cristiana: “Es clave que los adolescentes vayan descubriendo
su lugar de referencia en la vida de la Iglesia, su grupo de jóvenes con los
que compartir la fe”.
Recordó además que durante su adolescencia él mismo encontró
apoyo en un pequeño grupo de amigos: “Nos juntábamos los sábados por la mañana,
leíamos las lecturas del domingo y nos las comentábamos entre nosotros. Eso era
muy importante”.
En un mundo en el que “hace mucho frío espiritual”, Mons.
Munilla subrayó la necesidad de que los jóvenes se apoyen mutuamente para no
sentirse aislados o “bichos raros” por vivir su fe. “Las familias tienen que
procurar que sus hijos se encuentren entre ellos y vayan formando amistades que
les ayuden a tener puntos de referencia”, insistió.
3 consejos para acercarse con una fe más profunda al Santísimo Sacramento
En la entrevista, el obispo también compartió tres consejos a
los fieles sobre cómo vivir con mayor profundidad la experiencia de la
Eucaristía.
El primer consejo que dio es llegar a Misa con antelación.
“No debemos acudir a Misa cuando ya ha empezado o justo cuando estamos
comenzando nosotros mismos. Es muy bueno llegar cinco minutos antes, recogernos
y ponernos en la presencia de Dios”, señaló. Mons. Munilla. También resaltó que
es importante ser conscientes de que la Misa es un “encuentro personal con Dios”
y que debemos prepararnos interiormente para vivir ese encuentro de manera
plena.
Como segundo punto, Mons. Munilla aconseja que las
lecturas de la Liturgia de la Palabra se mediten previamente.
“Uno llega y escucha las lecturas por primera vez, pero si no las hemos leído
con antelación, hay un gran riesgo de que no nos impacten, especialmente si se
trata del Antiguo Testamento o de las cartas de San Pablo, que suelen requerir
más tiempo para ser asimiladas”, explicó.
Finalmente, Monseñor Munilla hizo hincapié en un punto muchas veces olvidado: la
importancia de la acción de gracias tras comulgar. "A
veces, tras comulgar, hacemos una breve oración, recibimos la bendición y nos
vamos. Nos marchamos con el Señor sin haber tenido un rato de intimidad con Él",
lamentó.
Por Diego López
Marina
Fuente: ACI Prensa