Probablemente has escuchado en algún momento la expresión "¡Uy! Si te casas ya no serás libre" o "el matrimonio es una cadena" pero en realidad, ¿qué tan cierto es?
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Sabemos que el matrimonio es, por esencia, un
hermoso sacramento en donde la pareja deja de ser dos para ser uno. Sin
embargo, hay quienes se cuestionan si este hermoso sacramento quita la
libertad.
Quienes están por casarse suelen recibir
comentarios como: "¡Piénsalo bien, acabarás con tu libertad!",
"Estás muy chico, diviértete más antes de que ya no puedas", "El
matrimonio es una prisión", "No te podrás superar si te casas",
etc.
La libertad te hace madurar
Es necesario comenzar explicando qué es la
libertad. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (1731) libertad "es el poder, radicado
en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello,
de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas".
Además, añade que "la libertad es en el
hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La
libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra
bienaventuranza".
A mayor bien, más libertad. Aquel que por sí
mismo decide el mal, no encuentra la libertad, se hace esclavo.
¿El matrimonio símbolo de libertad y plenitud?
Después de definir la libertad, nos centraremos
en el matrimonio; específicamente en aquel momento del sacramento en el que
ambos deciden -libremente- dar su "sí" a una vida juntos, por
siempre. Es decir, cuando dejan de ser "yo" para ser un
"nosotros".
Por esta donación libre de dos personas que se
comprometen a amarse y construir juntos una familia, el matrimonio no debe
verse como un impedimento para ser uno mismo, lograr metas o disfrutar del don
de la vida y la juventud.
Sin embargo, en ocasiones se suele confundir a
la libertad con el libertinaje, compromiso con esclavitud. Te mostramos tres
verdades sobre la libertad en el matrimonio:
1. EN EL MATRIMONIO SE ENCUENTRA PLENITUD
El Papa Francisco dijo: "El matrimonio no
es una restricción a la libertad individual, sino más bien una oportunidad para
experimentar la verdadera libertad a través del amor y el compromiso
mutuo".
El hecho de estar casados no significa que la
persona deje de ser libre o deje de aspirar a algo grande, sino que ahora lo
realizará con ayuda y en equipo.
2. EL MATRIMONIO NO ES EGOÍSTA
Un matrimonio en donde hay amor verdadero -y un
amor ordenado- no es egoísta, como dice san Pablo; al contrario, busca
el bien mayor del otro y procura que alcance el cielo por medio de la libertad
de ambos.
3. EL MATRIMONIO ES DONACIÓN
Cuando una pareja contrae matrimonio está
dispuesta a entregarse a diario, en las buenas y en las malas, no solo cuando
hay placer, puesto que eso lo convertiría en un amor superficial, donde la
persona se convierte en esclavo de sus pasiones.
Es avanzar juntos, respetarse, amarse y tener
la certeza que ambos estarán para levantarse y apoyarse cuando el otro caiga.
Cómo ves, el matrimonio no acaba con la
libertad, sino que, al contrario, la potencializa por medio del amor, de la
confianza y de los anhelos de ambos por alcanzar el bien mayor para los esposos
que ahora son una sola carne.
Karen Hutch
Fuente: Aleteia