¿USAR CRUCES Y ROSARIOS COMO JOYAS? ESTO EXPLICÓ UN TEÓLOGO

En las tiendas y en Internet podemos ver a personas que utilizan símbolos cristianos como adornos. Un rosario, una Virgen o una cruz como joyas, ¿es una buena idea?

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¿Cuándo puede ser pecado el uso de símbolos cristianos? "Cuando se utiliza una cruz por una motivación que no sea religiosa -por ejemplo, para provocar o mostrar que la rechaza", responde el Rev. Prof. Janusz Królikowski, Decano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Juan Pablo II de Cracovia, sección de Tarnow.

Un recuerdo y un vínculo

Aleteia: ¿qué significa la cruz para un cristiano?

Rev. Prof. Janusz Królikowski: Es ante todo un signo que nos recuerda la salvación realizada por Jesucristo. En este sentido, nos habla como recuerdo del acontecimiento de la crucifixión de Cristo, pero también como fuente del vínculo que se establece entre el cristiano y el Salvador. Como signo de salvación, es también fuente de inspiración espiritual y de teología.

Martín Lutero habló muy fuerte, pero también sugestivamente: "La Cruz es nuestra única teología". Santo Tomás de Aquino había dicho mucho antes "La pasión de Cristo (la cruz es su símbolo y, por así decirlo, su 'síntesis') basta para formar por completo nuestra vida cristiana". La cruz tiene un abanico extraordinariamente amplio de significados y un rico significado religioso.

¿Está mal hacer de un símbolo de fe un símbolo decorativo?

Si la decoración tiene una finalidad religiosa, la cruz también puede tener un significado decorativo. Estamos familiarizados con este tipo de representación, cuando a la austera cruz se le da además algún significado teológico. Por ejemplo, puede ser una cruz rodeada de flores, como expresión de gratitud por la salvación, o una cruz con brotes verdes, como recordatorio de que es fuente de nueva vida. Encontramos cruces así al borde de la carretera, en las paredes de nuestras casas. Todo depende de lo que queramos expresar colocando una cruz en un lugar u otro. En realidad, el problema está en las intenciones de las personas.

¿La cruz como joya?

¿A qué hay que prestar atención para comprender mejor la cuestión de llevar pendientes o colgantes con una cruz?

En primer lugar, hay que preguntarse por la motivación para llevar este tipo de adornos. Si en el fondo hay una motivación religiosa, es decir, una profesión de fe, es perfectamente legítimo (...) Es importante que la cruz no se trate simplemente como una especie de talismán, amuleto o artilugio.

La seriedad de la cruz exige que se tome en serio como signo religioso, independientemente de cómo o de qué esté hecha.

¿Un rosario al cuello?

¿Tendrá algo de malo llevar esta joyería para salir con los amigos o ir a una fiesta? ¿Podría ser una especie de suave profesión de fe?

Si queremos profesar nuestra fe, sin duda será apropiado, pero (lo sería aún más) si además va unida a acciones concretas. Nuestra fe no se define solo por los signos exteriores, sino por la profundidad de nuestro corazón, expresada en obras y hechos. "Por sus frutos los conoceréis" dice el Señor Jesús.

Los signos deben movilizar a quien los utiliza para profesar la fe. Soy consciente, por supuesto, de que en muchos casos la misma señal de la cruz puede ser ya un gran hecho-confesión.

Todo depende de las circunstancias, por supuesto, pero ¿pasa lo mismo con un rosario al cuello?

Conozco gente que lo lleva así y lo hace con mucha constancia. De nuevo, la esencia de la cosa es la oración del rosario, y por lo tanto, un acto del corazón. El signo por sí solo no es suficiente. El rosario está ahí para ser usado, obviamente para rezar.

Sin duda, el signo en sí también puede hablar, porque "un signo significa más que mil palabras", pero no siempre es así.

¿Cuándo puede ser pecado llevar joyas con una cruz?

Si se usa por una motivación que no sea religiosa, como provocar o mostrar que uno la rechaza. Hoy en día también parece que el uso de joyas con una cruz tiene este tipo de motivación. Se trata de un uso indebido grave y, por tanto, también puede ser pecado.

Marta Dybińska

Fuente: Aleteia