LA CONFESIÓN PROPORCIONA MUCHAS GRACIAS MÁS ALLÁ DE LA ABSOLUCIÓN DE LOS PECADOS.

Si bien el beneficio principal de la confesión es la absolución de los pecados, el sacramento también nos fortalece de maneras clave a través de gracias adicionales recibidas

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Muchos de nosotros vamos a confesarnos simplemente para que Dios nos absuelva de nuestros pecados a través de la meditación del sacerdote.

Si bien ésta es ciertamente la gracia principal del sacramento, hay muchas más gracias que se conceden si estamos abiertos a ellas.

Fortalecidos en la fe

San Francisco de Sales explica algunas de estas gracias adicionales en su libro Introducción a la vida devota :

En la confesión no sólo se recibe la absolución de los pecados, sino también una gran fuerza para evitarlos en adelante, una luz más clara para descubrir las faltas y una gracia abundante para compensar el daño que se ha sufrido por esas faltas. Se ejercitan las gracias de la humildad, la obediencia, la sencillez y el amor , y con este solo acto de confesión se practica más virtud que con ningún otro.

Esta es una de las razones por las que algunas personas deciden confesarse periódicamente, incluso si no tienen pecados mortales en su alma.

Ciertamente Dios perdonará cualquier pecado venial, pero también proveerá esas gracias extras con la esperanza de prevenir que ocurran pecados futuros.

El Catecismo de la Iglesia Católica también proporciona una lista de beneficios espirituales adicionales:

La reconciliación con Dios es, pues, el fin y el efecto de este sacramento. Para quienes reciben el sacramento de la Penitencia con corazón contrito y disposición religiosa, la reconciliación «va generalmente seguida de paz y serenidad de conciencia, acompañada de un fuerte consuelo espiritual». En efecto, el sacramento de la Reconciliación con Dios opera una verdadera « resurrección espiritual », la restauración de la dignidad y de los bienes de la vida de los hijos de Dios, de los cuales el más precioso es la amistad con Dios.

CIC 1468

Aunque a los católicos sólo se les exige confesarse al menos una vez al año, o cuando están conscientes de un pecado mortal, el uso frecuente de este sacramento puede reforzar nuestra fe de manera poderosa.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia