Del viernes 5
al domingo 7 de julio se celebra en el Pabellón Amaya Valdemoro de Alcobendas
(cerca de Madrid) la Asamblea Nacional de la
Renovación Carismática Católica en España (RCCE), en la
que participarán unas 3.000 personas.
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Veneración de la Palabra de Dios en la Asamblea 2024 de la Renovación Carismática Católica en Alcobendas. Dominio público |
La RCCE tiene unos 200
grupos de oración en España. Muchos vienen a este encuentro, a menudo
con nuevos amigos e invitados. Una cosa es conocer el grupo de alabanza y
oración de tu parroquia, con entre 10 y 30 personas (aunque los hay más grandes
y más pequeños) y otra cosa es participar en un encuentro de tres días de oración intensa, predicación y
fraternidad.
El
lema de este año es "Recibid
el poder del Espíritu y sed mis testigos" (un mandato
de Jesús en Hechos 1,8). En esta edición no hay predicadores internacionales y
las predicaciones y enseñanzas corren a cargo de distintos responsables de la
RCC en España.
Si solo eres simpatizante de Jesús, no
eres discípulo
Presidió
la misa inaugural Jorge
Miró, vicario episcopal en la diócesis de Valencia. Predicó sobre el discipulado y la conversión,
dos elementos que van juntos. Recordó que alrededor de Jesús había mucha gente,
a veces enemigos, otras veces curiosos, a veces personas religiosas que
pensaban no necesitar más.
"También
aquí a lo mejor hay personas piadosas que rezan mucho pero que no acaban de
seguir a Jesús", advirtió. "Quizá eres solo un simpatizante que no quieres que Jesús te
complique la vida, o eres un erudito que has leído mucho y sabes
teología, pero que no tienes a Jesús como Señor de tu vida. Jesús, como a Mateo, te dice:
'sígueme'. El que traspasa el corazón endurecido o envejecido es el
Espíritu Santo. ¡Deja que te traspase el corazón para que te enamores de
Jesucristo!" Y una vez enamorado, el discípulo no deja de mirar a su Señor: "ser
discípulo es vivir escuchar escuchando la voz del Señor, como la oveja escucha
al pastor", dijo.
En las peticiones de la misa, espontáneas, gritadas desde el pueblo, se rezó
por la paz, por el fin del
aborto y la eutanasia, por las vocaciones, por los sacerdotes, por "los
gobernantes y sus familias" (quizá por ser el día en que declaraba en
el juzgado la esposa del presidente Pedro Sánchez), contra la pornografía, por
la dignidad humana y por el final de la mala espiritualidad tipo 'nueva era'.
¿Cómo recibir el poder del Espíritu? Con
conversión y seguimiento
Por
la tarde, tras una larga e intensa oración de alabanza con mucha música, habló
Margarita Cob, del equipo de evangelización de la Renovación en Burgos. Trató
sobre el lema del encuentro: el
poder del Espíritu Santo prometido a los cristianos. ¿Qué tenemos que
hacer?, preguntaba el pueblo a San Pedro. Su respuesta: el primer paso para recibir ese poder es convertirnos.
Marga Cob recordó el caso de Mateo: Jesús le miró, le dijo 'sígueme', "y con esa mirada y esa palabra le
cambió la vida. Lo mismo le pasó a Zaqueo: 'date prisa y baja, es
necesario que hoy me quede en tu casa'". Así, "conversión es tomar la decisión que salva ahora, es elegir el
tesoro escondido. La conversión es lanzarnos, saltar a los brazos de Jesús. Y si ya lo hiciste,
hay que volver a decirle que sí".
Añadió que Jesús también pide "ser como niños" para entrar en el
Reino de los Cielos. Es pedir confianza. "Hay un momento en el que dices 'solo Dios basta' y dejas que Dios
decida y que el Espíritu Santo lo dirija todo", dijo Marga.
Pero los cristianos veteranos, con el paso del tiempo, en vez de ser como niños
son como ricos. Se aferran a sus cosas y se convierten en cristianos tibios.
"Un cristiano tibio
es el que da a Dios lo que le sobra, no lo primero, y se conforma con
hacer lo mínimo".
Marga contó su testimonio: de niña en su colegio de monjas trataba de ser buena
cristiana. Jesús le apasionaba y ella intentaba amar a todos, incluso a los
enemigos. "Pero Jesús
era para mí como ese tío lejano que tienes en América que no te afecta para
nada en tu vida".
Cuando vivió la experiencia de la efusión del Espíritu, todo cambió, supo que
Dios está muy cerca, que la amaba y que Él transformaba su vida. En esa
efusión le citaron Jeremías 1 ("yo pondré mis palabras en tu boca, que
nadie diga que eres muy joven") y aquella niña patológicamente tímida (la escuela
telefoneó a los padres, a preguntar si la niña en casa hablaba) ahora habla ante una
multitud y predica con valentía. "Él solo necesita que digas que
sí, dar el paso, decirle a Jesús: 'sí a lo que me pidas'".
De la cárcel a la libertad en Dios
También
contó su testimonio Jesús, un hombre que pasó por la cárcel en su juventud pero
hoy es un responsable regional de intercesión en la Renovación de Burgos.
Jesús creció en Sevilla, acabó la EGB y luego no estudió más. En la calle se
juntó con jóvenes que se metían en líos. Con 17 años tuvo un accidente con un coche robado.
"Desperté esposado en la comisaría, y no era la primera vez que
llegaba allí". Con 19 años estuvo un mes en el hospital por una dosis de droga que
afectó a su sangre y una bacteria que dañó su pulmón. "Yo jugaba con fuego
y me quemé", recuerda.
Con 21 años estaba ya en
prisión, lleno de ira, rabia y violencia. Jesús fracasó en un intento de suicidio con 23
años y siguió teniendo suicidas hasta 2008.
En la cárcel de Alcalá conoció a dos religiosas que visitaban las cárceles, Sor
Mariluz Ibarz (más adelante los presos
y la prensa la llamarían Sor Tripi, porque "estar con ella te daba un
subidón", murió en 2014) y Sor Matilde Botella. Ellas
aportaban a los presos alegría,
cariño, música y Biblia.
Sor Mariluz le dijo: "¿Pero tú conoces a Jesucristo?" Pensando en esa
pregunta, acabó apuntándose
a un retiro que organizaban voluntarios de Burgos, entre ellos
Margarita.
"Allí, por primera vez desde que era niño, me confesé. Dejé que Dios diluyera ese fondo pecaminoso y de
resentimiento y odio a mi padre. Volvimos del retiro a la cárcel
cantando 'Alabaré' y 'Cristo
rompe las cadenas'. Poco después pude abrazar a mi padre".
Más adelante, en un Seminario de Vida en el Espíritu en prisión, oraron por él y recibió una promesa de Dios:
"He visto tus caminos, voy a curarte haciendo estallar la alabanza en
tus labios". "Ahora yo veía los pensamientos de Dios sobre mí: eran de paz y de futuro y
me tomé en serio esa promesa. Yo tenía ya la alegría de Jesús y podía pararme a
hablar con Él. Entendía que para
salir del pecado tenía que seguir a Cristo. Así, la prisión fue la
oportunidad para nacer a la fe y a la vida nueva".
Cuando salió fue a Burgos, apoyado por hermanos de la Renovación (da gracias
por su acompañamiento lleno de cariño) y tras ese encuentro con Jesús
"cada día fui más libre para decir sí a lo bueno y no a lo malo, según la
voluntad de Dios".
Entronizar la Palabra de Dios
La
tarde de este primer día de la gran asamblea anual carismática finalizó con una oración solemne de acogida y
entronización de la Palabra de Dios, con la Biblia portada en procesión por
un diácono y exhibida a la veneración de los fieles, recordando el poder de la
Palabra de Dios para transformar mentes y corazones y fecundar el interior del
hombre como la lluvia hace con la tierra. Así, la petición de poder del
Espíritu Santo se enraiza en las promesas que recoge la Biblia.
Pablo J. Ginés
Fuente: ReL