“¡SUBID!”¿SERÁ ASÍ COMO LA VIRGEN NOS RECIBIRÁ EN EL CIELO?

Las maternales palabras de recibimiento de Virgen en el cielo, imaginadas por la Santa Juana, cuya beatificación fue celebrada el 2 de marzo en España

Diócesis de Getafe

Muchas personas confían en que la Virgen María las conducirá al cielo al dejar esta tierra. Algunas incluso imaginan las palabras precisas con las que su Madre las recibirá. Como la “santa Juana”, cuya beatificación fue celebrada solemnemente el 2 de marzo de 2025 en el Monasterio de Cubas de la Sagra.

La beata Juana de la Cruz fue párroco y predicaba con una inspiración ampliamente reconocida a lo largo de los siglos.

En su Sermón de la Asunción de Nuestra Señora, escribió estas palabras con las que imaginó que María recibe a los que llegan al paraíso sintiéndose indignos:

“¡Subid, subid, hijos míos, que yo soy madre de pecadores!
¡Venid, venid, mis amigos!
Que yo soy continua abogada por ellos,
e por mi intercesión e ruegos son todos salvos e perdonados.
Por tanto, mis amigos e amados hijos, subid,
aunque no tengáis tana preciosas vestiduras
como estos poderosos que están cercanos a mí,
que yo os enriqueceré
de los sobramientos de mis dones y tesoros y riquezas”.

Y continúa poniendo estas palabras de misericordia en boca de la Madre que reina en el cielo:

“¿Quién enferme, que yo no enferme?
¿Quién está pobre, que yo no esté pobre?
¿Quién es corrido e preso, que yo no sea corrida e presa e necesitada con él?
¿Quién ora e contempla, que yo no ore e contemple con él?
¿Quién hace limosnas e caridades e obras de misericordia
e perdona las injurias, que yo no haga lo mismo con él?
¿E quién es sufrido e paciente, que yo no sea sufrida e paciente con él?
E ¿quién ama e sirve a Dios, que yo no le ame e sirva con él?
¿E quién hace cualquiera buena obra, pública o secreta,
que yo no la haga con él?”

Adelantada a su tiempo

Estas palabras imaginadas por la beata Juana de la Cruz se mezclan con diálogos con Jesús y los ángeles y pensamientos llenos de esperanza en su sermón sobre la Asunción, recogido en el recopilatorio titulado Conhorte.

Comentándolo en un libro sobre los sermones marianos de la santa Juana, la clarisa sor María Victoria Triviño recuerda que cuando vivió la beata, la Asunción de la Virgen todavía no era dogma de fe.

Sin embargo, “sor Juana lo proclama, lo canta, lo anuncia con seguridad y bellas palabras”.

La sabiduría de la “santa Juana” expresada en sus sermones y en su vida, contribuyó a despertar el culto inmemorial que ahora la Iglesia ha reconocido declarándola beata.

Misa de acción de gracias en España

El Monasterio de Cubas de la Sagra, del que la beata fue abadesa, acogió el 2 de marzo de 2025 una solemne misa de agradecimiento por su beatificación.

En ella, el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, destacó tres parecidos de la beata Juana de la Cruz con la Virgen María, según informó la diócesis de Getafe.

“Primero -dijo-, la beata, como la Virgen en Caná, se ha dado cuenta de que a nuestro mundo le falta la alegría de la resurrección”.

“Segundo, como María junto a la cruz, también ha dicho “el Padre sabrá” al afrontar los sufrimientos”.

Y tercero, vivió “con Cristo, por Cristo, con Él y en Él’ rompiendo moldes como párroco, predicadora, bebiendo de la profunda espiritualidad franciscana que sigue presente en este convento”.

Por su parte, el obispo de Getafe, Ginés García Beltrán, habló del “sabor a Evangelio” de la vida de sor Juana de la Cruz. Y afirmó que:

“Su palabra, la riqueza evangelizadora y catequética de su predicación, la voz profética de una mujer fuerte, el don de consejo, la cercanía a todos, el valor de la iniciación cristiana, gran desafío para el momento presente de la Iglesia, el anuncio a los que no están cerca, que hoy llamamos primer anuncio, y hasta la incomprensión y la persecución hacen de su vida un verdadero testimonio de santidad para su época y para hoy”.

No empoderamiento sino amor

En la homilía, el nuncio en España Bernardito Auza aseguró que “la vida de la beata tiene un mensaje para la Iglesia de todos los tiempos y también hoy”.

“Su palabra no es de empoderamiento, sino de amor, humildad, servicio en favor de la redención y conversión de las almas de la gente de la zona -dijo-. Su palabra es una luz para ellos”.

“Sor Juana de la Cruz hablaba de cuatro cruces: la de la carne; la del mundo, que nos lleva a buscar su estima; la del demonio, que nos hacer caer en la desconfianza en Dios y la cruz de Jesucristo, en la que Él manifiesta su amor”, prosiguió.

Y añadió que “la beata nos enseña lo que es propio del cristiano: comunicar irradiando la alegría del conocimiento de la bondad de Cristo”.

Patricia Navas

Fuente: Aleteia