Día 13: Hoy es la Virgen de Fátima
Dominio público |
- ¿Y Francisco? También irá, pero tiene que rezar antes muchos rosarios.
Lucía se acordó de dos amigas que habían muerto hacía poco: -¿Está María de las
Nieves en el cielo?
-Sí, está (tenía cerca de
dieciséis años).
- ¿Y Amelia? -Pues estará en el purgatorio hasta el fin del mundo (tenía
entre 18 y 20 años).
Les dice la Virgen entonces: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los
sufrimientos que Él quisiera enviaros como reparación de los pecados con que Él
es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? -Sí, queremos.
-Tendréis mucho que sufrir, pero
la gracia de Dios os fortalecerá.
En la segunda aparición, después de rezar el rosario -nos cuenta Lucía- con
otras personas que estaban presentes (unas cincuenta) vimos de nuevo el reflejo
de la luz que se aproximaba, y que llamábamos relámpago, y enseguida a Nuestra
Señora sobre la encina, todo como en mayo.
- ¿Qué es lo que quiere? pregunté a María.
- Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario
todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero además.
Le pedí la curación de una enferma. Nuestra Señora respondió:
- Si se convierte se curará durante el año.
- Quisiera pedirle que nos llevase al cielo.
- Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve, pero tú te quedas aquí
algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar.
Quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien lo
abrazare, le prometo la salvación; y sus almas serán queridas por Dios como
flores puestas por Mí a adornar su Trono.
- ¿Me quedo aquí solita? -pregunté con pena.
- No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? ¡No te desanimes! Nunca te dejaré. Mi
Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.
Puedes pedir ahora a nuestra Señora que también te lleve a ti al cielo y a los
que tú quieres, como le pidió Lucía. Y también: María, que me dé cuenta que el
tiempo de vida que tengo, me lo da Dios para que yo le ame y le dé a conocer. Y
que Tú no me dejas nunca; que todo lo mío te interesa. Que viva todo contigo.
Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo
que has leído.
Después termina con la oración final.
Fuente: Web de Javier