Como Dios "es cercano, compasivo y tierno", así sean ustedes con los demás y en diálogo con Jesús en la oración
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Al recibir a los participantes en el 26º
Capítulo General de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús el Papa
Francisco los invitó, como su fundador, el padre Chevalier, a implicarse en las
muchas miserias e injusticias que se renuevan en el mundo, la situación de los
pobres y los migrantes. "Manifiesten la misericordia de Jesús – fue su
llamamiento – a través de su bondad"
Ante tantas miserias e injusticias que se renuevan y
nos interpelan en el mundo, "no tengan miedo de dejarse atrapar por la
compasión del Corazón de Cristo", dejen que "ame a través de
ustedes" y permitan que la ternura de Dios, como hacía su fundador,
"modifique e incluso cambie, si es necesario sus planes y sus
proyectos".
Y como Dios "es cercano, compasivo y
tierno", así sean ustedes con los demás y en diálogo con Jesús en la
oración. Estas son las indicaciones del Papa Francisco a los Misioneros del
Sagrado Corazón de Jesús que participan en el 26º Capítulo General de la
congregación, fundada en 1854, en Francia, por el padre Jules Chevalier.
Misioneros para dar a conocer el
amor de Dios
Al recibir a noventa religiosos en la Sala Clementina,
con el superior general, el hermano Abzalòn Alvarado Toval, el Santo Padre
recordó que a los Misioneros siguieron con el tiempo las Hijas de Nuestra
Señora del Sagrado Corazón y las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón, y más
tarde los laicos asociados, conocidos como Laicos de la Familia Chevalier.
Todos pensados, por el fundador, como
"misioneros, empeñados en dar a conocer el amor de Dios en el mundo para
obtener de los hombres una respuesta de amor". Francisco recordó el tema
elegido para el Capítulo, "Del ego al eco", y la elección de hacerse
guiar por el episodio evangélico de los discípulos de Emaús, descrito por el
evangelista Lucas. A partir de ese pasaje, el Papa indicó tres actitudes
fundamentales que deben caracterizar el carisma y el compromiso misionero de
los miembros de este Instituto.
Primero: conocer el Corazón de
Jesús a través del Evangelio
El primero es "conocer el Corazón de Jesús a
través del Evangelio", es decir, meditándolo en su vida. Allí, en efecto,
Cristo sigue haciéndose nuestro compañero de viaje, como en Emaús.
“Al Padre Chevalier le gustaba definir el Evangelio como un libro ‘del
Sagrado Corazón’, pues invitaba a todos a contemplar en él la caridad con la
que el Salvador se dejó tocar por toda pobreza, feliz de derramar la ternura y
la compasión de su Corazón sobre los pequeños y los pobres, los que sufren, los
pecadores y todas las miserias de la humanidad”
La explicación de las Escrituras que Jesús ofrece a
los discípulos de Emaús a lo largo del camino, recordó el Pontífice, "no
es teórica: es el testimonio directo de Aquel que cumplió aquello de lo que
habla", amando al Padre y a sus hermanos hasta la cruz. El Resucitado, que
se hace reconocer en la fracción del Pan, explicó, "es Aquel que venció a
la muerte dando la vida, que mostró a los hombres el amor del Padre amándolos
sin medida con su Corazón divino y humano".
Así es como se llega a conocer el Corazón de Jesús:
contemplando su inmensa misericordia en el Evangelio, como María, a quien los
Misioneros veneran bajo el título de "Nuestra Señora del Sagrado Corazón"
y que sabe mostrarnos el Corazón de su Hijo.
Segundo: profundizar la Palabra en
el compartir fraterno
Pero para que esta fuerte experiencia se convierta en
luz para el camino, continuó el Papa Francisco, "es necesario que pase
también por el enriquecimiento del compartir". Esta es la segunda actitud:
"profundizar y comprender la Palabra en el compartir fraterno".
“En Emaús los discípulos, inmediatamente después de reconocer a Jesús, se
preguntan asombrados unos a otros sobre lo que han vivido. Es una invitación
también para nosotros a regalarnos mutuamente el asombro que nace en el corazón
cuando uno se encuentra con el Señor”
Incluso en vida del padre Chevalier, recordó el Papa,
"compartir fue importante. En el seminario transmitió su fervor y sus sueños
a algunos compañeros sensibles, a los que con un juego de palabras llamaba los
caballeros del Sagrado Corazón". Y fue al reencontrarse con uno de ellos
después de años de distancia, todavía "animado por el mismo celo, cuando
vio la señal tan esperada para comenzar la fundación" del Instituto.
De ahí la invitación a poner "siempre en la base
de todo y ante todo el compartir fraterno de su encuentro con Cristo, en la
Palabra, en los Sacramentos y en la vida. Así podrán afrontar de manera
constructiva incluso los problemas más acuciantes".
Tercero: el anuncio gozoso en la
misión
La tercera y última actitud es "el anuncio gozoso
en la misión", como los discípulos de Emaús, que "partieron sin
demora, volvieron a Jerusalén y contaron lo que había sucedido". El lema
del capítulo, "Del ego al eco", es para Francisco una invitación a
salir de uno mismo para mirar "la casa común, la familia, la comunidad, la
creación".
Una expresión fuerte "y un compromiso para su
futuro – comentó el Papa – especialmente para el discernimiento sobre los
nuevos tipos de ministerio a los que deben abrirse". No faltan los
desafíos, en los múltiples ámbitos de la caridad en los que trabajan los
Misioneros en todos los continentes: "Los pobres, los migrantes", y
las muchas miserias e injusticias "que siguen renovándose en el mundo nos
interpelan con urgencia", dijo.
Déjense implicarse por la compasión
del Corazón de Jesús
Frente a esto, la invitación final del Pontífice fue a
no tener miedo "a dejarse implicar por la compasión del Corazón de
Cristo", y como decía el padre Chevalier, dejarlo "amar a través de
ustedes y manifestar su misericordia a través de su bondad".
Con valentía, como hizo el fundador "cuando,
aunque con fuerzas limitadas, aceptó la misión en Melanesia y Micronesia, dejando
que la irresistible ternura del Sagrado Corazón modelara, modificara e incluso
cambiara, si era necesario, sus planes y proyectos".
Cercanos, compasivos y tiernos,
“como Dios es con nosotros”
Por favor, es el otro llamamiento del Papa Francisco
hablando espontáneamente fue a “no tener miedo a la ternura, al estilo de Dios”
que se puede decir con tres palabras: “cercanía, compasión y ternura”.
“Dios es así: cercano, compasivo, tierno. Sean así ustedes con los demás,
sean así con los demás. Pero esta cercanía, esta compasión, esta ternura la
tendrán en el diálogo con Jesús. La oración es tan importante para que esto se
produzca, sin oración las cosas no funcionan, no van”
Huyan de la tristeza, ruina de la
vida y de la vocación
Con el agradecimiento por lo que son y hacen estos
Misioneros, y con una exhortación: "Continúen su obra con
entusiasmo". Y una recomendación final:
Huyan de la tristeza, que es la carcoma que arruina la vida personal y la vida consagrada, esa tristeza que abate, no buena la tristeza del arrepentimiento, esto es otra cosa, pero esa tristeza cotidiana es una carcoma que arruina.
Alessandro Di
Bussolo – Ciudad del Vaticano
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