El Obispo de Roma apunta que "las mujeres no solo se encuentran solas ante determinadas situaciones de violencia, sino que luego, cuando se denuncia el caso, no obtienen justicia, o los plazos de esta son demasiado largos, interminables"
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Encuentro del Papa con los miembros de la Dirección Central Anticriminal (Vatican Media) |
En el encuentro con los miembros de la
Dirección Central Anticriminal de la Policía de Estado Italiana, el Santo Padre
agradeció el servicio que prestan cada día a la sociedad y resalta la
responsabilidad institucional del organismo en la lucha contra la violencia
hacia las mujeres y niñas.
Un
día después de la Jornada Internacional de la Erradicación de la Violencia
contra la Mujer, este sábado 26 de noviembre, el Pontífice se encuentra, en la
Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, con la Dirección Central
Anticriminal de la Policía del Estado Italiano. Y precisamente expresa su
alegría por la coincidencia de la fecha, pues este año el tema es, dice,
"un llamamiento a unirse en la lucha para liberar a las mujeres y las
niñas de las distintas formas de violencia, que lamentablemente son
permanentes, extendidas y transversales respecto al cuerpo social".
Francisco
agradece el trabajo que llevan adelante "con compromiso profesional y
humano". También manifiesta su gratitud porque, pidiéndole reunirse con él
en esta circunstancia, "llaman la atención de todos sobre la necesidad de
unir fuerzas para este objetivo de dignidad y civilización".
Mujeres que ayudan a otras mujeres
Agradeciéndoles
su trabajo cotidiano, el Papa lamenta que las noticias reportan continuamente
episodios de violencia contra mujeres y niñas. Y ustedes, les dice, "son
un punto de referencia institucional para contrarrestar esta dolorosa realidad.
Hay muchas mujeres entre ustedes, y esto es un gran recurso: mujeres que ayudan
a otras mujeres, que pueden entenderlas mejor, escucharlas, apoyarlas. Imagino
lo exigente que debe ser para ustedes, como mujeres, soportar interiormente el
peso de las situaciones que encuentran y que las implican a nivel humano.
Pienso en lo valiosa que es una preparación psicológica específica para este
trabajo".
También
añade la importancia de la preparación espiritual, "porque solo en un
nivel profundo se puede encontrar y apreciar una serenidad y una calma que
permiten transmitir confianza a quienes son presa de la violencia brutal".
"Esa
fuerza interior que Jesucristo nos muestra en su Pasión, y que comunicó a
tantas mujeres cristianas, algunas de las cuales veneramos como mártires: desde
Ágata y Lucía hasta María Goretti y Sor María Laura Mainetti".
La responsabilidad institucional y la justicia
El
Obispo de Roma apunta que "las mujeres no solo se encuentran solas ante
determinadas situaciones de violencia, sino que luego, cuando se denuncia el
caso, no obtienen justicia, o los plazos de esta son demasiado largos,
interminables".
"Aquí
es donde debemos estar atentos y mejorar, sin caer en el justicialismo: ¡no! El
Estado debe garantizar el acompañamiento del caso en todas sus fases y que la
víctima pueda obtener justicia lo antes posible. Asimismo, hay que
'salvar' a las mujeres, es decir, garantizar que estén a salvo de las amenazas
actuales y también de la reincidencia, que por desgracia es frecuente incluso
después de una posible condena".
La importancia de trabajar en red
Una
vez más, el Pontífice les agradece que la reunión llame la atención sobre el
Día Internacional de Erradicación de la Violencia contra la Mujer, "que,
insiste, nos llama a unirnos para luchar contra todas las formas de violencia
contra las mujeres".
"En
efecto, para ganar esta batalla, no basta con un organismo especializado, por
muy eficaz que sea; no basta con luchar y emprender las acciones represivas
necesarias. Debemos unirnos, colaborar, trabajar en red: ¡y no solo una red
defensiva, sino sobre todo una red preventiva! Esto es siempre decisivo cuando
se trata de eliminar una lacra social que también está ligada a actitudes
culturales, mentalidades arraigadas y prejuicios".
Con
su presencia, sugiere Bergoglio, los integrantes de la Dirección Central Anticriminal
pueden convertirse en un testimonio, "también actúan como un estímulo en
el cuerpo social: un estímulo para reaccionar, para no resignarse, para
actuar". "Es una acción -decíamos- ante todo de prevención. Pensemos
en las familias. Hemos visto que la pandemia, con el aislamiento forzoso, ha
exasperado desgraciadamente ciertas dinámicas dentro del hogar". "Las
ha exasperado, no las ha creado: de hecho, a menudo se trata de tensiones
latentes, que pueden resolverse de forma preventiva en el ámbito educativo.
Esta, diría yo, es la palabra clave: educación. Y aquí no se puede dejar sola a
la familia. Si las familias se llevan la peor parte de los efectos de la crisis
económica y social, y no se las apoya adecuadamente, no puede sorprendernos que
allí, en el ambiente doméstico, cerrado, con tantos problemas, estallen ciertas
tensiones. Y la prevención va en esta dirección".
Los medios y la cultura hedonista
Otro
aspecto decisivo que toca el Sucesor de Pedro: "Si en los medios de
comunicación se proponen continuamente mensajes que alimentan una cultura
hedonista y consumista, en la que los modelos, tanto masculinos como femeninos,
obedecen a los criterios del éxito, de la autoafirmación, de la competencia,
del poder de atraer a los demás y de dominarlos, incluso aquí, no podemos
entonces, hipócritamente, rasgarnos las vestiduras ante ciertos acontecimientos
noticiosos".
El ejemplo de Santa Josefina Bakhita
Francisco
considera que "este tipo de condicionamiento cultural se contrarresta con
una acción educativa que sitúa a la persona, con su dignidad, en el
centro". Luego, evoca el modelo de Santa Josefina Bakhita, "una santa
de nuestro tiempo". "Saben que la obra eclesial que trabaja con
mujeres víctimas de la trata lleva su nombre".
"La
hermana Josefina Bakhita sufrió graves violencias en su infancia y juventud; se
redimió plenamente aceptando el Evangelio del amor de Dios y se convirtió en
testigo de su poder liberador y sanador. Pero no es la única: hay muchas
mujeres, algunas son "santas de la puerta de al lado", que han sido
curadas por la misericordia, la ternura de Cristo, y con sus vidas dan
testimonio de que no hay que resignarse, de que el amor, la cercanía, la
solidaridad de las hermanas y hermanos puede salvarnos de la
esclavitud".
Por
esto, el Papa aconseja que, a los chicos y chicas de hoy, se les propongan
estos testimonios. "En las escuelas, en los grupos deportivos, en los
oratorios, en las asociaciones, presentemos historias reales de liberación y de
curación, historias de mujeres que han salido del túnel de la violencia y que
pueden ayudar a abrir los ojos a los escollos, a las trampas, a los peligros
que se esconden detrás de los falsos modelos de éxito".
Al final de su alocución, el Obispo de Roma les
extiende un "doble gracias" con una oración por ellos y su trabajo,
deseando que la Virgen María y Santa Bakhita intercedan por ellos.
Sebastián
Sansón Ferrari - Ciudad del Vaticano
Vatican News