El aplauso
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estos días hay
un campeonato de pádel en el pueblo; han puesto una pista enorme en la plaza
que hay al lado del Monasterio y desde aquí podemos oír los aplausos cada vez
que hay un tanto o una victoria.
Pensando en las
olimpiadas y otros deportes que está habiendo sin público por las
circunstancias, y como Lety ha vivido tan de cerca el deporte profesional, no
pude evitar girarme y preguntarle:
-¿Te ayudaba en
el deporte que te animasen?
Ella me
respondió:
-Sí, pero sobre
todo el entrenador.
Esta respuesta
me dejó pensando y ocupó el tiempo que quedaba de oración. Porque, en
definitiva, el entrenador es el que camina contigo, el que ve más allá, el que
calma cuando hay tensión, el que marca la ruta a seguir, del que te tienes que
fiar muchas veces aunque no veas… en definitiva, no hay deporte profesional sin
entrenador.
Cuando cogemos
las riendas de nuestra vida sin contar con el Señor, perdemos la Paz, el rumbo
y, con ello, el partido. Necesitamos hacer equipo con Él para que las cosas
funcionen; para que nuestra mirada sea diferente y podamos “ganar”, no porque
quedemos por encima, sino porque el Amor es el que vence.
En muchos
momentos nos acompaña la frustración, el miedo al fracaso y a veces no hay
público que nos aplauda porque quizá simplemente los que te quieren no son ni
conscientes del “partido que juegas” en tu interior. Sin embargo, hay a alguien
que debes buscar constantemente y es al Entrenador; a Cristo. En Él encontrarás
el motor que necesitas para seguir con el partido, que no es otro que el Amor;
Amor por ti, amor a los que te rodean y Amor a Él.
Hoy el reto del
amor es que no te desanimes ante esa dificultad. Para, ve a una iglesia, mira a
Cristo, pon en Él tu corazón, descansa en Él y, cuando tengas el Equipo bien
formado… ¡vuelve a intentarlo! Por amor, sí.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma