Buscando
lo “perfecto”
Hola,
buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estos
días nos ponemos todas en marcha con el “calendario Vive de Cristo”: diseños,
fechas, dibujos, lluvia de ideas... y a mí me toca hacer los dibujos.
Suena
bien y sencillo, pero la realidad es que no soy dibujante; dibujo porque me
ayuda a expresar lo que vivo, y el papel en blanco para hacer un calendario, no
una vez, sino doce, impone. Pasé días buscando ideas que me ayudasen,
proporciones que me orientasen... pero esto me bloqueaba más. Preparé una mesa
con todo lo necesario y montones de libros de referencia, pero esto tampoco me
resultó útil.
Fui
a la oración, y allí estaba, con un pequeño cuaderno sobre mis piernas: ni mesa,
ni libros, ni referencias, ni seguridades: solo Él frente a mí.
Este
año son citas de la Bliblia que nos ayudan a cada una, y empecé a orar con
ellas soltando todos los miedos, los deseos de “que saliese bien”, la
responsabilidad... y dejé al corazón hablar: ¿qué me decían? ¿Cómo imaginaba al
Señor actuando a través de cada cita en mi vida?
Y
así, en cuestión de minutos, el cuaderno se fue llenando de pequeños bocetos
que cobraban vida y sentido sin importarme si eran tan perfectos, disfrutando
en mi lugar, no como dibujante, sino reflejando con imágenes aquello que el
Señor ponía en mi corazón o en el de mis hermanas.
Y
pude descansar, descansar dejando el papel en blanco en las manos del Señor y
dejando que Él lo llene; descansar sabiendo que no todo depende de mí. El
Señor, desde el lugar que puede construir, es desde nuestra pobreza, desde
nuestros límites. ¿Qué necesita? Que aceptemos esos límites y dejemos de buscar
“referencias” por nuestra cuenta, tratando de ocultar nuestra debilidad.
Es
desde nuestra incapacidad amada y aceptada desde donde podemos abrir la puerta
a Cristo y a los hermanos, y caminar libres y confiados.
Hoy
el reto del amor es que ames tu debilidad y desde ella te acerques a Cristo y a
esa persona o personas que Él te pone cerca, dejándote ayudar.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma