"Durante estos meses problemáticos, las diversas
realidades de la sociedad italiana se han esforzado por hacer frente a la
emergencia sanitaria con generosidad y compromiso", dijo el Santo Padre
El Santo Padre dirigió un discurso de gratitud y
afecto al presidente de la Lombardía, a los obispos, sacerdotes y al personal
sanitario de esta región, la más golpeada de Italia a causa del coronavirus,
teniendo también presente en su corazón a otras regiones gravemente afectadas
por la pandemia. Francisco agradeció a todos por el trabajo desempeñado
comunitariamente durante la crisis sanitaria, recordó a los difuntos y puso en
guardia sobre la necesidad de no volver a centrar la vida en el propio individualismo
humano, una vez que todo haya pasado.
El sábado 20 de junio, el Papa Francisco dirigió un
discurso al presidente de la Lombardía, Attilio Fontana, a los obispos de esta
región que lamentablemente registra el mayor número de contagios de coronavirus
en Italia; así como a los obispos de Padua, en el Véneto, sin olvidar a los
médicos y enfermeros que han trabajado en los pabellones atendiendo a los
pacientes con Covid-19, a la vez que envió su abrazo afectuoso también a las regiones
de Emilia-Romaña y el Piamonte.
"Durante estos meses problemáticos, las diversas
realidades de la sociedad italiana se han esforzado por hacer frente a la
emergencia sanitaria con generosidad y compromiso", dijo el Santo Padre
dedicando un pensamiento especial a las instituciones nacionales y regionales,
los municipios; las diócesis, comunidades parroquiales, religiosas y numerosas
asociaciones de voluntarios.
Gratitud al
personal sanitario
El Pontífice aseguró que, más que nunca, "hemos
sentido la gratitud de los médicos, enfermeras y todos los trabajadores de la
salud, que están en primera línea para llevar a cabo un servicio arduo y a
veces heroico", ya que "han sido un signo visible de la humanidad que
calienta el corazón".
Recuerdo de los
difuntos
En este sentido, Francisco recordó a todas aquellas
personas que por trabajar en la sanidad, se enfermaron e incluso, "algunos
murieron desafortunadamente llevando a cabo el ejercicio de su
profesión". "Los recordamos en la oración y con mucha
gratitud", puntualizó.
"Ángeles"
que ayudaron a recuperar la salud
En alusión al "esfuerzo titánico" del
personal sanitario que ha trabajado sin descanso desde que comenzara la crisis
pandémica, el Santo Padre hizo hincapié en que los pacientes contagiados del
Covid-19, a menudo sentían que tenían a su lado "ángeles" que les
ayudaban a recuperar la salud y, "al mismo tiempo les consolaban, apoyaban
y a veces les acompañaban hasta el umbral del encuentro final con el
Señor".
"Estos trabajadores de la salud -dijo Francisco-
apoyados por la solicitud de los capellanes de los hospitales, han sido
testigos de la cercanía de Dios a los que sufren; han sido artesanos
silenciosos de la cultura de la cercanía y la ternura".
Estos esfuerzos
deben dar frutos para el futuro
"Aun estando agotados, ustedes han continuado
comprometiéndose con el profesionalismo y la abnegación. Y esto genera
esperanza. Ustedes han sido uno de los pilares de todo el país. A ustedes aquí
presentes y a sus colegas de toda Italia va mi estima y mi sincero agradecimiento,
y sé bien que transmito los sentimientos de todos", añadió el Papa
aseverando que ahora "es el momento de atesorar toda esta energía positiva
que se ha invertido y que "debe dar frutos para el presente y el futuro de
la sociedad lombarda e italiana".
Asimismo, el Santo Padre hizo hincapié en la
importancia de alimentar la fraternidad y la coexistencia cívica entre los
pueblos, ya que, de esta manera, podremos salir de esta crisis espiritual y
moralmente más fuertes: "no solos, sino juntos y con la gracia de
Dios".
No olvidar que
necesitamos un Padre, cuando todo pase
"Dios nos creó para la comunión, para la
fraternidad, y ahora, más que nunca, la pretensión de centrar todo en nosotros
mismos, de hacer del individualismo el principio rector de la sociedad ha
resultado ser ilusoria", afirmó.
De igual forma, Francisco puso en guardia sobre el
hecho de que "tan pronto como la emergencia haya pasado, es fácil
volver a caer en esta ilusión. Es fácil olvidar rápidamente que necesitamos a
los demás, alguien que nos cuide, que nos dé valor. Olvidar que todos
necesitamos un Padre que nos extienda la mano. Rezarle, invocarle, no es una
ilusión; ¡la ilusión es pensar en prescindir de él! La oración es el alma de la
esperanza".
Clero italiano:
signo de la presencia consoladora de Dios
En su discurso, el Papa también agradeció al clero
italiano por su trabajo durante estos meses, demostrando valor y amor por el
pueblo: "Admiro el espíritu apostólico de tantos sacerdotes, que andaban
con el teléfono, llamaban a las puertas, tocaban el timbre en las casas:
‘¿Necesita algo? Le hago las compras...’ Mil cosas. La cercanía, la creatividad
sin vergüenza. Estos sacerdotes que se quedaron junto a su pueblo…”. “Han sido
signo de la presencia consoladora de Dios”. “Desafortunadamente, no pocos
de ellos han muerto, como también los médicos y el personal paramédico. Y
también entre ustedes hay algunos sacerdotes que estuvieron enfermos y gracias
a Dios, se curaron".
Finalmente, el Pontífice señaló que durante estos
meses, si bien la gente no podía participar en las celebraciones litúrgicas, no
dejó de sentir la comunidad: "Rezaron individualmente o en familia,
incluso a través de los medios de comunicación, unidos espiritualmente y
sintiendo que el abrazo del Señor iba más allá de los límites del
espacio".
Que la Virgen
María los acompañe y proteja
"Renuevo a cada uno de ustedes y a todos los que
representan mi más sincero agradecimiento por lo que han hecho en esta difícil
y compleja situación. Que la Virgen María, venerada en sus tierras en numerosos
santuarios e iglesias, los acompañe y apoye siempre con su protección
maternal”.
“Y no se olviden que con su trabajo, de todos ustedes:
médicos, paramédicos, voluntarios, sacerdotes, religiosos, laicos, que han
hecho esto, han comenzado un milagro… ¡Que termine bien este milagro que
ustedes han iniciado!”
“Por mi parte, sigo rezando por ustedes y por sus
comunidades, y con afecto les imparto una especial Bendición
Apostólica", concluyó Francisco, pidiéndoles que también ellos no se
olviden de rezar por él.
Vatican News