El
Papa Francisco animó a los deportistas de la Liga Nacional a tener un espíritu
de solidaridad, a través de una "participación activa en el desarrollo de
la vida social y cultural de la comunidad"
El
Santo Padre recibió en Audiencia a los miembros de la Liga Nacional Italiana de
Aficionados, organización que agrupa a diversos Comités Regionales de fútbol en
sus diversas modalidades, sea masculino como femenino, Liga que congrega a más
de 12 mil asociaciones en todo el territorio italiano, con más de 1 millón de
afiliados.
“Mantengan la alegría de jugar y difúndanla
entre quienes les observan o les alienten; sean conscientes que el estilo con
el que afrontan el deporte es un modelo para sus compañeros y puede afectar,
positivamente o no, en su forma de actuar”, lo dijo el Papa Francisco a los
participantes en el Encuentro promovido por la Liga Nacional de Aficionados de
fútbol de Italia, a quienes recibió este lunes, 15 de abril, en la Sala
Clementina del Vaticano.
Compromiso educativo y
formativo con los jóvenes
En
su discurso, el Santo Padre resaltó la “gran pasión” por el fútbol de los
miembros de esta Liga Nacional, pasión que al mismo tiempo se convierte en una
ocasión de entrenamiento, crecimiento interpersonal y maduración individual.
“La celebración del 60º Aniversario de vuestra fundación – señaló el Pontífice
– les inspire gratitud, confirme vuestras intenciones y los permita comprender
las valiosas enseñanzas del camino que han recorrido hasta ahora. Comprometidos
en coordinar y animar a muchas realidades locales con torneos, campeonatos y un
gran número de iniciativas relacionadas, la Liga Nacional de Aficionados
desempeña un papel importante en la sociedad italiana, especialmente en lo que
se refiere a los jóvenes, con quienes está comprometido su trabajo educativo y
formativo, que merece ser apreciado y fomentado”.
Debemos tener claras
nuestras metas
Asimismo,
el Papa Francisco haciendo referencia al contexto cultural y social en el cual
vivimos, con sus rápidas transformaciones y desafíos y el fuerte impacto que
tiene sobre los jóvenes, dijo que este ambiente nos empuja a “correr sin
detenernos”, detrás de una aparente satisfacción que nos deja vacía el alma y
sin un objetivo claro, es decir, nos “hace falta el gol”. Al contrario, alentó
el Santo Padre, debemos esforzarnos por tener claras nuestras metas y esto,
dijo, no significa que se tiene que vencer siempre, sino que debemos de tener
claro a donde estamos yendo y a donde nos llevan nuestros esfuerzos.
El deporte, gimnasio para
la vida
“El
deporte – precisó el Pontífice – al que dedican tanto tiempo y energía, es un
formidable campo de entrenamiento en este camino, porque requiere no sólo
capacidad técnica, sino también entrenamiento y determinación, gran paciencia y
aceptación de las derrotas, espíritu de equipo y voluntad de trabajar con los
demás, así como la capacidad de ser feliz y positivo. Son muchas las cualidades
que deben estar presentes en un buen jugador – subrayó el Papa – porque de poco
valdría la pena saber cómo golpear bien el balón o superar a los adversarios,
si después no se pudiera discutir tranquilamente con el árbitro o con los
adversarios, o no se aceptara haber fallado un penal o una atajada”.
Dominio de sí y cuidado de
la vida espiritual
En
este sentido, el Papa Francisco señaló que, la Liga Nacional de Aficionados de
fútbol promueve la lealtad deportiva y el respeto de las reglas, en una palabra
el “juego limpio”, leal y correcto, vivido con intensidad pero con gran respeto
por el adversario y para esto se necesita un buen dominio de sí, dominio que se
adquiere con un entrenamiento interior y el cuidado de la vida espiritual.
Citando a un estudioso (J. Huizinga, Homo ludens, Einaudi 1973) que ha
analizado el valor del juego en la civilización humana, el Santo Padre dijo
que, desde siempre se ha practicado el deporte, poniendo en acto una especie de
teatro con reglas claras y precisas, donde se realiza la competición pero sin
nadie se haga daño.
Mentalidad solidaria y
objetivos claros
Finalmente,
el Papa Francisco animó a los deportistas de la Liga Nacional a tener un
espíritu de solidaridad, a través de una "participación activa en el
desarrollo de la vida social y cultural de la comunidad". Esto significa
tender la mano a los que han caído o sufrido una falta; significa no denigrar a
los que no sobresalen, sino tratarlos con igualdad; significa comprender que el
campeonato no comienza si se está solo, y que incluso en nuestra sociedad sólo
se puede salvar juntos, mientras que se pierde si se deja de lado a los que son
más débiles y se sienten como un residuo. Comentando el Evangelio de Mateo
donde Jesús dice que “los últimos serán los primeros”, el Pontífice explicó
que, “Jesús ciertamente no quiere decir que debemos tratar de perder, sino
simplemente que debemos amar y hacer todo con una mirada de bondad sobre las
personas y las situaciones. Esto significa, por lo tanto, hacerse últimos,
aprendiendo a ver la belleza incluso en las cosas más pequeñas y tratar de
aceptar nuestros límites con serenidad”.
Renato
Martinez – Ciudad del Vaticano
Vatican
News