“Qué bien lo supo entender
aquella pequeña que, ante sorpresa de sus padres, le pedía a Dios: ‘¡Señor, que
los malos sean buenos y que los buenos sean alegres!
En
un reciente mensaje a los fieles, el Obispo de Ávila (España), Mons. José María
Gil Tamayo, señaló que a pesar de las diversas crisis sociales y políticas que
se viven en el país y el mundo, los cristianos deben reivindicar la alegría
como patrimonio.
“Por
elemental coherencia, los cristianos han de reivindicar la alegría como
patrimonio de los verdaderos creyentes, a los que la vivencia de la fe no puede
privarles del buen humor y mucho menos del gozo de las realidades humanas
nobles”, aseguró.
En
su mensaje, titulado “Reivindicación de la alegría”, Mons. Gil Tamayo lamentó
que en España en estos días se vive una “crispación a flor de piel, lanzamiento
de proclamas y reproches mutuos, separatismos marcando agenda, tópicos y
etiquetados guerracivilistas redivivos, populismos efervescentes al uso y
licuaciones políticas”.
Mientras
tanto, lamentó, el país se encuentra “fragmentado ideológica y económicamente”-
Este
ambiente, dijo, es “todo lo contrario de un espacio común para solucionar, con
la imprescindible concordia y buen entendimiento, los problemas que a todos nos
afectan e interesan”.
Sin
embargo, a pesar de esto y con ocasión de la celebración de los carnavales,
previos al Miércoles de Ceniza que da inicio a la Cuaresma, el obispo español
señaló que se presenta “un paréntesis festivo que ha de llevar consigo también
para muchos una necesaria reflexión sobre la mesura y el obligado respeto a los
otros”.
“Para
los cristianos, esta reflexión ha de incluir además la superación, por
contradictoria y falsa, de la tópica consideración de que las realidades
espirituales son aburridas cuando no rodeadas -como las viejas cartas de luto-
de una mezcla de seriedad y tristeza, que las inhabilita para toda tarea
apostólica”.
El
Obispo de la tierra de Santa Teresa de Ávila recordó además que “el Papa
Francisco ha hecho de la alegría la divisa de su pontificado: la incluye en
todos sus documentos magisteriales”.
“Qué
bien lo supo entender aquella pequeña que, ante sorpresa de sus padres, le
pedía a Dios: ‘¡Señor, que los malos sean buenos y que los buenos sean
alegres!’. Toda una oración para el Carnaval y, sobre todo, para la Cuaresma
que estamos a punto de empezar”, finalizó.
José
M. Gil Tamayo
Obispo de Ávila
Fuente:
ACI
