Alessandro Gisotti entrevista al
Presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos acerca del debate surgido sobre la Exhortación Apostólica Amoris
Laetitia del Papa Francisco
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En la foto, el card. Walter Kasper y Papa Francisco |
El cardenal Walter Kasper acaba
de cumplir 85 años, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos y teólogo de fama internacional, el purpurado
alemán ha presentado en Roma, junto con el Arzobispo Vincenzo Paglia, su último
libro “El Mensaje de Amoris Laetitia. Un debate fraterno”.
En entrevista para Vatican News,
el Cardenal Kasper se detiene reflexionando sobre el debate surgido acerca de
la Exhortación apostólica del Papa Francisco y los frutos de Amoris Laetitia
para la familia.
P.- Cardenal Kasper, en las
primeras páginas de su libro, usted subraya que Amoris Laetitia no es una
doctrina nueva, sino una renovación creativa de la tradición. ¿Podría explicar
este punto?
R.- La tradición no es un lago
estancado, sino como un manantial, un río que fluye: es una cosa viva. La
Iglesia es un organismo vivo y así se debe traducir la siempre válida tradición
católica en la situación actual. Este es el sentido de la actualización de la
que hablaba Juan XXIII.
P.- El subtítulo de su libro es
“Un debate fraterno”. Escribe además, que no hay que tener miedo de los
debates, pero añade que “no hay espacio para la acusación de herejía”. ¿Qué
cosa le llama la atención de este debate tan acalorado que ha surgido tras la
publicación de Amoris Laetitia?
R.- Antes que nada me gustaría
decir que los debates en la Iglesia son necesarios, no hay que tenerles miedo.
Sin embargo, en este caso se trata de una polémica demasiado fuerte con una
acusación de herejía. Hay que tener en cuenta que una herejía es una tenaz
postura que niega un dogma formulado. El Papa Francisco no pone en duda en
ningún momento la doctrina de la indisolubilidad del matrimonio. Antes de decir
que se trata de una herejía haría falta preguntarse cómo entiende el otro esta
afirmación.
P.- Precisamente hablando del
punto 351 de Amoris Laetitia sobre la admisión a los sacramentos de los
divorciados y vueltos a casar, usted afirma en su libro que esta nota debe ser
leída a la luz del Decreto del Concilio de Trento sobre la Eucaristía. ¿Por qué
motivo?
R.- El Concilio de Trento dice
que en caso de que no haya pecado grave, sino de naturaleza venial, la
Eucaristía quita este pecado. Pecado es un término complejo. No es sólo el
precepto objetivo sino también la intención, la conciencia de la persona, y hay
que mirar en el interior- en el sacramento de la confesión- si existe un pecado
grave, un pecado venial o nada. Si se trata de un pecado venial, la persona
puede recibir la absolución y de paso la admisión del sacramento de la
Eucaristía. Esto se corresponde también con la doctrina del Papa Juan Pablo II
y en este sentido el Papa Francisco continúa sobre la misma huella marcada por
el Pontífice precedente. Por eso no veo ninguna razón para decir que esto es
una herejía.
P.- Según usted, ¿cuál es la
ayuda más grande que Amoris Laetitia ofrece a las familias de hoy? ¿Cómo se
puede poner en práctica este documento en la vida diaria de las familias?
R.- Conozco algunas parroquias,
también aquí en Roma, que organizan encuentros con casados o solteros que se
están preparando para el matrimonio y que leen algunos fragmentos de esta
exhortación apostólica. El lenguaje de este documento está tan claro que todo
cristiano lo puede entender. No es una alta teología incomprensible para la
gente. El Pueblo de Dios está muy contento con este documento porque da espacio
a la libertad, pero interpreta también la sustancia del mensaje cristiano en un
lenguaje comprensible.
P.- ¿Por qué según usted, la
misericordia es tan importante en el Pontificado del Papa Francisco, incluso
mirando hacia el mundo de las familias?
R.- Hoy en día vivimos en un
tiempo de violencia inaudita. Muchas personas están heridas, también en los
matrimonios hay muchas heridas. La gente necesita de la misericordia, de la
empatía, de la simpatía de la Iglesia en estos tiempos difíciles en los que
vivimos. Pienso que la misericordia es la respuesta a las señales de nuestro
tiempo.
Vatican News