“El gran desafío de la
inculturación les pide hoy anunciar la Buena Nueva con lenguajes y modos
comprensibles a los hombres de nuestro tiempo, involucrados en procesos de
rápida transformación social y cultural”
“Los
horizontes de la evangelización y la urgente necesidad de testimoniar el
mensaje evangélico a todos, sin distinciones, constituyen un vasto campo de su
apostolado”, dijo este sábado el Papa Francisco a los Clérigos Marianos de la
Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María.
En
su discurso a los miembros de esta congregación nacida en Polonia en el siglo
17, a quienes recibió en audiencia en el Vaticano en el marco de su Capítulo
General que se realiza hasta el 25 de febrero, el Santo Padre afirmó que
“muchos esperan aún conocer a Jesús, único Redentor del hombre, y no pocas
situaciones de injusticia y de malestar moral y material
interpelan a los creyentes”.
Anunciar
la Buena Nueva y dar testimonio de ella, continuó, es “una misión así de
urgente (que) requiere conversión personal y comunitaria. Solo los corazones
plenamente abiertos a la acción de la gracia están en capacidad de interpretar
los signos de los tiempos y de acoger los llamados de la humanidad necesitada
de esperanza y de paz”.
Francisco
resaltó que “el gran desafío de la inculturación les pide hoy anunciar la Buena
Nueva con lenguajes y modos comprensibles a los hombres de nuestro tiempo,
involucrados en procesos de rápida transformación social y cultural”.
“Su
congregación tiene una vasta historia escrita por valientes testimonios de
Cristo y del Evangelio. En este despertar son llamados hoy a caminar con un
renovado celo y alentados, con libertad profética y sabio discernimiento, por
caminos apostólicos y fronteras misioneras, cultivando una estrecha
colaboración con los obispos y los otros componentes de la comunidad eclesial”.
El
Papa recordó luego al fundador de la congregación, el polaco San Estanislao de
Jesús y María, y exhortó a que con su ejemplo “sean valientes en el servicio de
Cristo y de la Iglesia,
respondiendo a los nuevos desafíos y a las nuevas misiones, también si humanamente
pueden parecer arriesgadas”.
“Efectivamente,
en el ‘código genético’ de vuestra comunidad se encuentra lo mismo que San
Estanislao afirmaba a partir de su experiencia: ‘pese a las innumerables
dificultades, la bondad y la sabiduría divinas comienzan y cumplen lo que
desean, incluso cuando los medios, según el juicio humano, son inadecuados. De
hecho, para el Omnipotente nada es imposible. En modo clarísimo esto se ha
demostrado en mí’”.
El
Santo Padre también alentó a que el “servicio de la Palabra y testimonio de
Cristo Resucitado” de San Estanislao, “que han encontrado en su camino y con su
estilo de vida, los haga ir
adonde sea enviados por la Iglesia”.
“El
testimonio cristiano requiere también el esfuerzo con y para los pobres, un
esfuerzo que caracteriza a su Instituto desde sus orígenes. Los aliento a
mantener viva esta tradición del servicio a las personas pobres y humildes, a
través del anuncio del Evangelio con el lenguaje comprensible para ellos, con
las obras de misericordia y el sufragio de los difuntos”.
El
Pontífice recordó luego que “otra significativa herencia espiritual de su familia religiosa
es la que les ha dejado su hermano el Beato Giorgio Matulaitis: la total
dedicación a la Iglesia y al hombre para ‘ir valerosamente a trabajar y a
luchar por la Iglesia, especialmente allí donde hay más necesidad de ella’”.
“Que
su intercesión los ayude a cultivar en ustedes esta actitud, que en las últimas
décadas ha inspirado sus iniciativas dedicadas a difundir el carisma del
Instituto en los países pobres, especialmente en África y Asia”, alentó.
Por Walter Sánchez
Silva
Fuente:
ACI Prensa