PAPA FRANCISCO ARREMETE CONTRA UNIVERSIDADES QUE IMPONEN IDEOLOGÍA Y NO ENSEÑAN A DIALOGAR

“La universidad está para vivir la verdad, para vivir la belleza y para vivir la bondad. Y eso se hace juntos, es un camino universitario que no termina nunca”

El Papa Francisco visitó este viernes la Universidad Roma Tre, tal como hizo San Juan Pablo II en 2002. En el mensaje que improvisó ante los estudiantes advirtió los riesgos de impartir ideología sin permitir el diálogo en los centros de estudio.  

El Pontífice se refirió a las que llama “universidades de élite”, en las que no se enseña a dialogar, sino enseñan ideologías. “Te enseñan una línea ideológica y te preparan para ser un agente de esa ideología. Eso no es una universidad”, indicó.

En este sentido, destacó el papel de la universidad en el desarrollo de una correcta cultura del diálogo. “La universidad es el lugar donde se aprende a dialogar, porque dialogar es lo propio de la universidad. Una universidad donde se va a clase, se escucha al profesor y luego se vuelve a casa, eso no es una universidad. En la universidad debe desarrollarse una artesanía del diálogo”.

“La universidad está para vivir la verdad, para vivir la belleza y para vivir la bondad. Y eso se hace juntos, es un camino universitario que no termina nunca”, agregó.

En su visita a la tercera universidad pública de Roma que cuenta con 40 mil estudiantes, el Pontífice respondió a las preguntas de algunos alumnos sobre violencia, diálogo, inmigración y globalización. Como ha hecho en otras ocasiones, decidió dejar a un lado su discurso e improvisó cada una de sus respuestas.

Violencia y el diálogo

Giulia Trifilio, estudiante de 25 años que cursa Economía, le preguntó cuál es, en su opinión, la medicina para combatir las muestras de violencia presentes siempre en la historia de la humanidad. El Papa le contestó que “efectivamente estamos viviendo una guerra mundial por partes”, pero advirtió que esas guerras comienzan en las relaciones personales, incluso en la familia, con actitudes violentas en el lenguaje cotidiano.

“Pensemos en el lenguaje –señaló–, en la tonalidad del lenguaje que oímos tanto. Hoy, cuando se habla por la calle o en casa, no se habla: ¡se grita! Y también se insulta, y se insulta con una normalidad”, lamentó indignado. “Hay mucha violencia en el expresarse, en el hablar. Es una realidad que todos vemos. Si hay algo por la calle, cualquier problema, antes de preguntarse qué ha ocurrido se reacciona con violencia”.

El Pontífice señaló que la violencia no está sólo en las guerras de África o Oriente Medio. “Hay un ambiente de violencia también en nuestras ciudades. La celeridad de la vida nos hace ser violentos incluso en casa. La violencia es un proceso que te convierte en una persona anónima, te quita el nombre: Nos convierte en ‘anónimo uno’ contra los demás. Llegamos a casa y nos saludamos como si fuésemos cosas. Ahí comienza ese fenómeno que crece, crece, crece y llega a convertirse en una guerra mundial”.

Francisco animó a cambiar de actitudes cotidianas y desarrollar una cultura de diálogo. “Es necesario bajar un poco el tono. Es necesario hablar menos y escuchar más. Antes de discutir, dialogar”.

“El diálogo acerca, no sólo acerca a las personas, sino que acerca los corazones. Con el diálogo se hace la amistad, la amistad social”, indicó y lamentó que con los insultos hasta la política se haya “rebajado mucho”.  

El Obispo de Roma pidió buscar la “paciencia del diálogo” y reiteró que “cuando no soy capaz de abrirme a los demás, de respetar a los demás, de hablar con los otros, de dialogar con los otros, ahí comienza la guerra”.

Insistió en la necesidad de que el cambio se produzca dentro de cada persona, en su casa y en sus relaciones personales. “Cuando en vez de hablar se grita, ahí comienza la guerra. O cuando estamos en la mesa y en vez de hablar andamos con el celular. Esas cosas son el comienzo de la guerra, porque no hay diálogo”.

Globalización e identidad

Riccardo Zucchetti, estudiante de Ingeniería Electrónica, de 23 años, preguntó al Santo Padre cómo pueden contribuir a una sociedad cambiante inmersa en un proceso de globalización. El Papa explicó que “vivimos en un mundo en constante cambio y debemos tomar las cosas como vienen”, sin miedo.

“Debemos buscar siempre la unidad, que es algo totalmente diferente a la uniformidad”, dijo y advirtió que el peligro hoy “es concebir una unidad, una globalización en la uniformidad. Y esto destruye. La verdadera unidad se hace en la diversidad”.

Sociedad “líquida”

En respuesta a Nous Essa, una inmigrante de 31 años nacida en Siria que se vio obligada a huir de su país por la guerra, y a Niccolò Antongiulio Romano, joven de 23 años nacido en Roma, el Papa afirmó que la humanidad vive en una “sociedad líquida, sin consistencia”, y “este es uno de los peligros”.

“Nosotros tenemos el desafío de transformar esta ‘liquidez’ en algo concreto”, afirmó. Francisco puso el ejemplo del “drama de la económica, que es una economía ‘líquida’, y cuando existe esto hay falta de trabajo, hay desocupación”.

El Papa criticó las altas tasas de desocupación juvenil en varios países de Europa. “Los jóvenes no saben qué hacer y al final la amargura del corazón les lleva a las adicciones o al suicidio”, advirtió y consideró que eventualmente “esta falta de trabajo lleva (a los jóvenes) a hacerse miembros de un grupo terrorista porque así tienen algo que hacer. Es terrible”.

Las migraciones son un desafío

Francisco propuso a los jóvenes recuperar la identidad cristiana de Europa. “Europa ha sido hecha de invasiones, de migraciones. Ha sido hecha artesanalmente. Las migraciones no son un peligro, son un desafío para crecer”, indicó.  

“Nuestro mar, el mar Mediterráneo hoy es un cementerio”, dijo.

El Papa abogó por los migrantes, pidió acogerlos “como hermanos y hermanas humanos” y “buscar integrarlos: que aprendan la lengua, buscarles un trabajo”.

El Pontífice recordó su viaje a la isla griega de Lesbos en abril de 2016. “La gente huye de la guerra o del hambre” y “la solución sería que no existieran guerras y que no existiera el hambre, hacer la paz y que tengan recursos para ganarse la vida”.

Por Álvaro de Juana


Fuente: ACI Prensa