TRES ACTITUDES PARA VIVIR PREPARADO PARA LA MUERTE

A medida que pasa la vida, es inevitable pensar en el final y en que llegará la muerte, por eso hay que vivir preparado manteniendo estas tres actitudes

Dominio público

La fe es poseer desde ya lo que esperamos. Los cristianos tenemos puesta nuestra fe y nuestra esperanza en Dios, que envió a su Hijo Jesús a salvarnos. Por eso debemos recordar que somos peregrinos en esta vida terrenal y que vamos caminando para llegar a nuestra meta: vivir en el cielo, donde permaneceremos eternamente en compañía de Dios y su corte celestial.

Tres actitudes

De esta manera, sabiendo que estamos de paso y que debemos ser merecedores de lo que Cristo ganó gratuitamente con su muerte en la cruz, hagamos lo posible para mantener tres actitudes que nos ayudarán a estar preparados para cuando llegue ese último día.

1. Túnica puesta

En el Evangelio de Lucas (12, 32-48) Jesús nos marca la pauta. Dice a sus discípulos: "Tengan la la túnica puesta". Nosotros no vestimos como ellos, entonces, ¿qué significa esta expresión? Mons. Víctor Alejandro Aguilar, obispo mexicano de la Diócesis de Celaya expresa que quiere decir "estar listo para el momento en que Dios nos llame a cuentas".

¿Cuántas veces nos hemos sorprendido ante la noticia de que alguien murió, a pesar de no estar enfermo o de ser joven aún? cuando el Señor dice "ya", no hay prórroga. No podemos confiarnos en que tenemos tiempo de sobra.

Por eso, los pendientes hay que arreglarlos pronto: el enojo con la familia, las deudas, las manifestaciones de amor, confesarnos, en fin: tener todo en orden como si hoy mismo fuéramos a morir.

2. Tener la lámpara encendida

Esta actitud de "tener la lámpara encendida" quiere decir que, si somos peregrinos, debemos llevar una luz que nos guíe de día o de noche para caminar. "Esa lámpara es la fe", comenta el obispo. La palabra de Dios dice "Señor, tu palabra es lámpara para mis pasos" (Sal 119, 105).

Hay que vivir en la fe, porque es el Señor el que ilumina nuestra vida evitando que nos perdamos y asegurándonos para llegar hasta el final sin desviarnos, porque por la fe recibiremos el Reino.

3. Estar atentos

Finalmente está la vigilancia, estar atentos porque no sabemos por dónde va a llegar el Señor -ni en qué momento o a qué hora-. Recuerda que el Evangelio menciona que "un papá no sabe por qué boquete va a entrar el ladrón". Vivimos desprevenidos, y solo cuando nos ocurren las cosas, pensamos en remediarlas.

Mons. Víctor Alejandro comenta que no sabemos por dónde va a llegar el Señor a nuestra vida: "¿Por un accidente, una enfermedad?, ¿va a ser repentina, va a ser lenta? Si uno supiera estaría al pendiente".

Concluye diciendo que "hay que estar listo, con tu luz encendida y vigilante".

Mónica Muñoz

Fuente: Aleteia