LA IGLESIA CRECE EN FIELES, PERO PIERDE VOCACIONES: ÁFRICA SOSTIENE LA ESPERANZA

A pesar de los vientos de la secularización, la Iglesia católica sigue creciendo. El último Anuario Estadístico lo confirma: más de 1.405 millones de católicos en el mundo en 2023, 15.8 millones más que el año anterior
Comunidad cristiana de Mapfumo de la Diócesis de Gokwe en Zimbabwe

Con motivo de la 99ª Jornada Mundial de las Misiones, que se celebra este domingo, 19 de octubre, la Agencia Fides ha publicado un informe revelador sobre la situación de la Iglesia a nivel mundial.

El catolicismo sigue creciendo. A pesar de los vientos contrarios de la secularización, el último Anuario Estadístico de la Iglesia Católica revela que el número de católicos en el mundo alcanzó los 1.405.454.000 fieles a 30 de junio de 2023, lo que supone un incremento de 15.881.000 personas respecto al año anterior.

África se posiciona como la protagonista

El crecimiento más notable se registró en África, con 8.309.000 bautizos más en un año. El continente africano, cada vez más decisivo en el mapa espiritual, continúa siendo el territorio donde la Iglesia respira esperanza y juventud.

Le siguieron América (con 5.668.000 nuevos católicos), Asia (954.000), Europa (740.000) y Oceanía (210.000). Así, el porcentaje mundial de católicos se elevó al 17,8 %, lo que supone un aumento del 0,1 % respecto al año precedente.

El otro rostro del informe, sin embargo, muestra un panorama más sombrío. Las religiosas —pilares silenciosos de la oración y el servicio— siguen disminuyendo: 589.423 en total, tras un descenso de 9.805 en 2023. Solo África (+1.804) y Asia (+46) escapan a la tendencia, mientras que Europa pierde 7.338 religiosas, América 4.066 y Oceanía 251.

El descenso también afecta a los seminaristas mayores, cuyo número bajó a 106.495, con una pérdida global de 1.986 vocaciones. Solo África registró un leve aumento (+383), mientras Asia, Europa, América y Oceanía continúan en retroceso.

Y los sacerdotes tampoco escapan a la tendencia: ahora son 406.996, 734 menos que el año anterior. Europa, una vez más, lidera el descenso (–2.486), seguida de América (–800) y Oceanía (–44). En cambio, África (+1.451) y Asia (+1.145) mantienen viva la llama sacerdotal.

Laicos y catequistas: la otra cara del compromiso

Pero no todo son pérdidas. El número de misioneros laicos aumentó con fuerza: 444.406 en total, 31.320 más que el año anterior, con una especial subida en América (+29.652).

También creció la 'legión' silenciosa de catequistas, que ya son 2.866.966, tras un aumento global de 17.384. Destacan los avances en América (+30.667) y Asia (+14.616), mientras Europa (–17.173) y África (–11.054) registran descensos.

Quizás ante este panorama resuenan con especial fuerza aquellas palabras del Evangelio de Mateo: «La mies es mucha, pero los obreros son pocos». Sin embargo, también vuelven a cobrar actualidad las palabras proféticas que Benedicto XVI pronunció en 2005:

Homilía de Benedicto XVI en 2005

«Aunque pueda parecer que grandes partes del mundo moderno, de los hombres de hoy, dan las espaldas a Dios y consideran que la fe es algo del pasado, existe el anhelo de que finalmente se establezcan la justicia, el amor, la paz, de que se superen la pobreza y el sufrimiento, de que los hombres encuentren la alegría. Todo este anhelo está presente en el mundo de hoy, el anhelo hacia lo que es grande, hacia lo que es bueno. Es la nostalgia del Redentor, de Dios mismo, incluso donde se lo niega.

Precisamente en esta hora el trabajo en el campo de Dios es muy urgente y precisamente en esta hora sentimos de modo especialmente doloroso la verdad de las palabras de Jesús: «Son pocos los obreros». Al mismo tiempo el Señor nos da a entender que no podemos ser simplemente nosotros solos quienes enviemos obreros a su mies; que no es una cuestión de gestión, de nuestra propia capacidad organizativa.

Los obreros para el campo de su mies los puede enviar sólo Dios mismo. Pero los quiere enviar a través de la puerta de nuestra oración. Nosotros podemos cooperar a la venida de los obreros, pero sólo podemos hacerlo cooperando con Dios. Así esta hora del agradecimiento porque se realiza un envío a la misión es también especialmente la hora de la oración: Señor, envía obreros a tu mies. Abre los corazones a tu llamada. No permitas que nuestra súplica sea vana».

María Rabell García, Corresponsal en Roma y El Vaticano

Fuente: El Debate