Después de la tempestad viene la calma
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy sor María Jesús nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Estos días después
del intenso calor del día al atardecer o por la noche se desatan tremendas
tormentas: relámpagos, rayos, truenos y una lluvia fuerte que aunque es
abundante seca rápidamente y a la mañana siguiente no se nota mucho que ha
llovido, aunque agradezco que refresque el ambiente.
Viéndola desde
la ventana pensaba en cómo desde siempre el ser humano ha relacionado estos
fenómenos naturales con Dios, sobrenatural, con su poder y grandeza; no es de
extrañar porque sobrecoge tanto el ruido de los truenos como el fogonazo de luz
de los relámpagos, los rayos que inquietan cuando parece que se acercan...
Jesús también
calmó una tempestad que era amenazante para los discípulos que navegaban en la
barca, dice el Evangelio que después se hizo "una gran calma"; al
terminar nuestras tormentas, si hemos acudido a Jesús, también podemos decir
que se hace una gran calma. Bastó una orden suya, una mirada, una Palabra y
vino la calma.
En nuestras
tormentas interiores o exteriores, cuando sentimos que vamos a rugir y a
tronar...es el momento de esperar junto a Jesús la orden que nos pacifique y
nos traiga esa gran calma; es el momento de clamar, con fe: "Señor que nos
hundimos!!!!", Señor que me hundo!!! Que voy a estallar!!! Esperar y
confiar son dos retos importantes que cada día tenemos ocasión de experimentar.
Clamar a Jesús que realmente esta cerca y confiar. Muchas veces ni siquiera
tienen consistencia nuestras tormentas.
Hoy el reto del
amor es prestar atención a los signos: ese nublado que empiezas a notar, esa
inquietud... y clamar a Jesús, buscarle, que ninguna tormenta de verano se
instale en ti, pero si llega que puedas experimentar que después de la
tempestad viene la calma.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
19 agosto 2025
Fuente: Dominicas de Lerma