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Philippe Lissac |
Cuando
escuchamos la palabra "sacramento", invariablemente pensamos en la
Iglesia y en una celebración a la que acudimos cuando éramos niños y en la que
el sacerdote nos dio algo especial que nos ayudó a crecer en nuestro proceso
como cristianos, o por lo menos, algo parecido se nos viene a la mente. Pero no
pensamos en los elementos que lo componen.
Por eso, el
Catecismo de la Iglesia católica nos centra en la importancia de los
sacramentos:
"Toda la
vida litúrgica de la Iglesia gira en torno al Sacrificio Eucarístico y los
sacramentos (cf SC 6). Hay en la Iglesia siete sacramentos: Bautismo,
Confirmación o Crismación, Eucaristía, Penitencia, Unción de los enfermos,
Orden sacerdotal y Matrimonio" (CEC 1113).
Signos
eficaces de la gracia
Fue el Señor
Jesús quien creo los sacramentos para "la santificación de los
hombres", y "la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a
dar culto a Dios" (CEC 1123).
Además, sigue
el Catecismo, son signos que tienen "un fin instructivo", porque
"no solo suponen la fe, también la fortalecen, la alimentan y la expresan
con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe" (SC 59)
(CEC 1123).
Ahora bien, los
siete sacramentos tienen algunos elementos en común que nos dan la certeza de
que "confieren la gracia que significan" (CEC 1127).
Son, entonces,
"signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la
Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina" (CEC 1131).
Cuatro
elementos indispensables
Para que un
sacramento sea conferido, es indispensable contar con cuatro elementos, ya que
se trata de un signo sensible a través del cual Dios da su gracia - invisible,
pero eficaz - .
Estos elementos
son: sujeto materia, ministro y forma
1. Sujeto
En primer lugar
se necesita alguien que reciba el sacramento. A esta persona se le conoce como
"sujeto" y a nadie más que a él o ella se le puede administrar. Por
eso es absolutamente necesario que esté bien preparado y consciente de lo que
va a recibir.
2. Materia
Esta es el
elemento indispensable que sirve como vehículo para conferir la gracia
sacramental. El documento Gestis Verbisque, del Dicasterio para la Doctrina de
la Fe, así lo define:
"La materia del
Sacramento consiste en la acción humana a través de la cual actúa Cristo. En
ella, a veces, está presente un elemento material (agua, pan, vino, aceite),
otras veces un gesto particularmente elocuente (señal de la cruz, imposición de
las manos, inmersión, infusión, consentimiento, unción)" (GV n. 13).
3. Ministro
Quien
administrará el sacramento es el ministro. En el Bautismo es el sacerdote,
diácono u obispo. En la Confirmación, de manera ordinaria es el obispo, aunque
puede delegar a un sacerdote en caso de necesidad. En la Confesión y la Unción
de enfermos es el sacerdote o el obispo. En el Orden Sagrado es el obispo o el
papa. Y en el matrimonio son los novios.
4. Forma
Son las
palabras que se dicen en cada sacramento:
"Esta
palabra se inspira siempre, en diverso grado, en la Sagrada
Escritura, hunde sus raíces en la Tradición eclesial viva y ha sido
definida con autoridad por el Magisterio de la Iglesia mediante un cuidado
discernimiento". (Gestis Verbisque no. 14)
En el Bautismo
es: (nombre) "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo", en la Confirmación: "Recibe por esta señal el don
del Espíritu Santo", en la Eucaristía: "tomen y coman todos de él
porque este es mi cuerpo..." "tomen y beban todos de él porque este
es el cáliz de mi sangre..."
Como han sido
instituidos por Cristo, ningún elemento puede sustituirse, cambiarse u omitirse
a libre arbitrio, por eso la Iglesia, que es custodia y ministra autorizada por
el Señor Jesús, vela para que todos los sacramentos se impartan correctamente,
a su debido tiempo y con la adecuada catequesis de preparación previa.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia