PEPE RODRÍGUEZ, DE MASTERCHEF, HABLA DEL PODER DE LA SOBREMESA Y DE CONSULTAR A DIOS

El cocinero Pepe Rodríguez es famoso como jurado de MasterChef desde hace más de doce años, y también por su restaurante El Bohío, en Illescas (Toledo). Explica entrevistado en la revista La Antorcha (gratuita, en papel, tres números al año), de la Asociación Católica de Propagandistas, que los ingredientes que componen la receta de su vida son su familia, su fe, las amistades y la capacidad que tiene la mesa para unir a las personas.
Pepe Rodríguez, durante una prueba de exteriores de MasterChef.
RTVE (Captura). Dominio público

En la versión en vídeo explica que comer, hablar y cocinar, juntos, humaniza profundamente.

"Alguien dijo que cocinar hizo al hombre. Sentarse a una mesa y cocinar es justo lo que nos diferencia de los animales. Comemos casi como ellos, pero cocinar no lo hacen ellos y sentarnos a una mesa y todo lo que ocurre alrededor eso es solamente una cuestión humana, de cordura, de civilización, de sentido común", explica.

"Comer, beber y compartir al final es una manera de entender la vida, de relacionarte con el mundo, de tener amigos", detalla. "Me gusta todo lo relacionado con la mesa, antes y después, porque ya preparar, compartir, hablar de todo lo humano y lo divino... ¡ya estoy ilusionado!"

Y valora la sobremesa, cuando "estás hablando de esas cosas que tienen que hablar los seres humanos, que a veces no nos da tiempo, porque todo lo hacemos tan deprisa en ese momento de pausa, de sobremesa, es ese momento que humaniza". Lamenta que poco a poco, en muchos sitios se vaya perdiendo la sobremesa, el poder hablar con tranquilidad y profundidad tras la comida. 

En la mesa, con tiempo, no hay tanta crispación
Ha ganado mucha popularidad en televisión con Masterchef, compartiendo pantalla con gente de lo más peculiar, pero lamenta que los medios de comunicación tiendan a polarizar y exagerar las cosas. "Cuando hablo con el alcalde de mi pueblo, no hay tanta crispación o con el alcalde del pueblo de al lado, que es de otro color a lo mejor y notas que todo está un poquito más tranquilo".
En MasterChef, con celebridades variadas, ha comprobado que incluso personas muy distintas "al final coincidimos en muchas cosas y en que tienes que ser buena persona". "Toda esa jungla de personajes estamos ahí, convivimos", constata.
Para medir si uno presta atención a las cosas importantes en nuestra época acelerada, él plantea prestar atención, ante todo a la familia. "El viernes noche, que me quedo en mi casa y cenamos juntos, es como si hubiera estado un fin de semana en Marbella. Depende mucho de la calidad y no de la cantidad", advierte. Sus hijos, de 22, 20 y 16 años, están encantados de ir de vacaciones con sus padres, tras hablar entre todos el lugar.
"Nosotros les hemos hecho la comida todos los días. Mi mujer se sacrifica, viene un poco antes del trabajo, se lo ha podido permitir porque trabaja para ella misma. Con mil problemas deja unas cosas o se va antes. Yo hago la comida siempre que puedo, lunes y martes, si no tengo que grabar y no estoy en el restaurante me encanta estar en casa porque hago la comida para mis hijos, no hay cosa que más me guste".
"Como todo: ganas unas cosas, pierdes otras y tú tienes que decidir y nosotros decimos que lo de la mesa, la conversación, tenía mucha importancia y se la dimos de esa manera", apunta. 
Consultar el día a día a Dios
"Por decir que yo soy una persona creyente -porque al famoso de turno le achicharran con cosas, pensando que eso tiene más valor que lo que tú haces o dices- no tiene más valor. Ni soy mejor persona ni soy más creyente ni en ese baremo de medidor yo estoy en el escalafón más arriba o más abajo".
"Qué suerte que me hicieran dar el pregón del Domund en la catedral de Toledo. Digo: 'Dios mío, pero no me des tanto que me no me corresponde, dáselo a otros que seguro están más preparados'. Aún así, con esa ignorancia que me caracteriza lo hice y lo hice feliz. Es lo que mueve mi vida".
Pepe Rodríguez consulta a Dios para no despistarse mucho. "Todo lo que hago, lo hago preguntando '¿Será esto lo que Tú quieres?'", explica. 
Hay siempre un elemento de misterio en la fe: unos hijos creen y van alegres a misa, otros protestan. ¿Por qué? Hay un punto de libertad. Pero él la vive consultado a Dios: "¿qué quieres de mí en este momento?, ya me dirás", pregunta. "Y me dejo llevar. Es confianza. Cuando eres muy pequeño confías en tu padre ¿verdad? Y sabes que no te va a dejar tirado. Así es la vida que yo intento llevar. No sé si eso le sirve a alguien, no sé".
Así es como Pepe Rodríguez le dice a Dios: "Dime por dónde; Tú sabes, yo no sé". 

Gonzalo de Alvear
Fuente: ReL