Allied Democratic Forces (ADF), yihadistas del Congo
Los asaltantes,
armados con machetes y armas de fuego, irrumpieron primero en Kekele,
donde asesinaron a seis civiles —cuatro hombres y dos mujeres— durante
un asalto nocturno. Horas más tarde, el terror se trasladó a Kokola,
donde otros siete habitantes fueron asesinados y cuatro resultaron
heridos. Durante este segundo ataque, los milicianos incendiaron cuatro
viviendas, generando un clima de pánico y desolación.
El
ADF, vinculado al yihadismo más radical, ha intensificado sus ataques contra
comunidades cristianas en el este de la República Democrática del Congo,
dejando a su paso un rastro de muerte, destrucción y desplazamiento forzoso.
Los supervivientes denuncian que se trata de una estrategia deliberada para
someter a las poblaciones cristianas, impedir su derecho al culto y quebrar la
resistencia comunitaria.
«Necesitamos
seguridad para vivir y adorar sin miedo», reclamó Njiamoja
Sabiti, autoridad local de la zona, reflejando la angustia de unas comunidades
que luchan por reconstruirse en medio del horror. Las
iglesias locales se han movilizado para socorrer a los supervivientes,
levantar de nuevo hogares y templos destruidos, mientras las heridas físicas y
psicológicas siguen abiertas.
Masacres sistemáticas
El
Allied Democratic Forces, surgido en la década de 1990 en Uganda, se ha
convertido en una de las milicias más violentas de África Central. Vinculado a
Estado Islámico desde 2019, el grupo ha protagonizado masacres sistemáticas en
el este del Congo, con ataques que incluyen asesinatos masivos de civiles,
incendios de iglesias y secuestros de comunidades enteras. En febrero, sus
combatientes raptaron a 70 cristianos en Mayba y los ejecutaron con machetes en
una iglesia de Kasanga, en un episodio que conmocionó a la región.
Las
autoridades coinciden en señalar que el patrón de violencia del ADF busca
sembrar el terror, provocar desplazamientos forzados y erosionar el tejido
social de las comunidades cristianas.