LEÓN XIV: «EL MAL NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA»

El Papa ha celebrado la Eucaristía en la capilla de la sede de los Carabineros de Castel Gandolfo
El Pontífice durante la Misa. Foto: EFE/Simone Risoluti/
Dicasterio para la Comunicación del Vaticano. Dominio público

El Papa León XIV se ha trasladado este martes a la capilla de la estación de los Carabineros, para celebrar allí la Eucaristía. La sede de esta fuerza policial, de carácter militar, se encuentra en Villa dei Gesuiti, un inmueble propiedad de la Santa Sede y que actualmente está arrendada a los agentes, a la Compañía de Jesús y a algunos residentes locales, tal y como ha explicado Vatican News.

A la celebración asistieron el ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, el comandante general de los Carabineros, Salvatore Luongo, y el arzobispo Gian Franco Saba, ordinario militar para Italia.

Durante la homilía, el Pontífice se detuvo en el término hermano, un término que expresa cercanía y afecto dentro de la liturgia. «Somos verdaderamente hermanos y hermanas de Jesús cuando hacemos la voluntad de Dios, es decir, cuando vivimos amándonos unos a otros como Él nos ha amado», ha afirmado.

En esta relación de hermanos, tiene un peso especial la Virgen. «El amor de Dios es tan grande que Jesús no se reserva ni siquiera a su madre, y en la hora de la cruz nos la entrega como madre nuestra», ha subrayado. También ha destacado que María es considerada la primera discípula porque fue la primera en acoger la Palabra de Dios en su corazón con amor y fidelidad.

Por último, León XIV ha expresado su agradecimiento por el «noble y exigente servicio» que los Carabineros prestan al pueblo italiano, así como por su labor en la protección de los millones de peregrinos que llegan a Roma.

«Frente a las injusticias que hieren el orden social, no cedan a la tentación de pensar que el mal puede tener la última palabra», ha exhortado. «Especialmente en este tiempo de guerras y violencia, permanezcan fieles a su juramento: como servidores del Estado, respondan al crimen con la fuerza de la ley y de la honestidad».

José Calderero de Aldecoa

Fuente: Alfa y Omega