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El Papa León XIV entrando en la parroquia de San Tomás de Villanueva en Castel Gandolfo. (@Vatican Media. Dominio público |
En su homilía, centrada en la parábola del buen
samaritano, invitó a reconocer como “prójimo” a todo aquel que encontramos en
el camino de la vida, sin importar su nacionalidad o religión.
“A veces nos contentamos solamente con hacer nuestro deber o consideramos como nuestro prójimo sólo a quien es de nuestro círculo, a quien piensa como nosotros, a quien tiene la misma nacionalidad o religión; pero Jesús invierte la perspectiva presentándonos un samaritano, un extranjero y herético que se hace prójimo de aquel hombre herido. Y nos pide que hagamos lo mismo”.
Con estas
palabras, el Papa León XIV ha recordado esta mañana, durante su homilía
pronunciada en la primera misa que celebra en la parroquia de San Tomás de
Villanueva en Castel Gandolfo – que el relato de la parábola del buen
samaritano sigue desafiándonos también hoy, interpela nuestra vida y sacude la
tranquilidad de nuestras conciencias adormecidas o distraídas. Y no solo, León
XIV ha recordado que esta parábola además “nos provoca contra el riesgo de una
fe acomodada”.
La compasión está en el centro de esta parábola y lo
primero que el Papa subraya es la mirada: “La mirada hace la diferencia, porque
expresa lo que tenemos en el corazón: se puede ver y pasar de largo o
bien ver y sentir compasión”. De hecho, para el Papa existen dos
tipos de mirada – “hay un modo de ver exterior, distraído y apresurado, un modo
de mirar fingiendo que no se ve, es decir, sin dejarnos afectar ni interpelar
por la situación; y hay un modo de ver, en cambio, con los ojos del corazón,
con una mirada más profunda, con una empatía que nos hace entrar en la
situación del otro, nos hace participar interiormente, nos toca, nos sacude,
interroga nuestra vida y nuestra responsabilidad”.
León XIV explica – ante miles de fieles presentes en la parroquia de Castel Gandolfo – que la parábola del buen samaritano nos habla de la mirada que Dios ha tenido hacia nosotros, “para que también nosotros aprendamos a tener sus mismos ojos, llenos de amor y compasión hacia los demás” y recuerda las veces que el Papa Francisco nos dijo que “Dios es misericordia y compasión” y que Jesús “es la compasión del Padre hacia nosotros” convirtiéndose “en el buen samaritano que vino a nuestro encuentro”.