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San Juan Pablo II bendice jóvenes durante la Vigilia en Tor Vergata Crédito: Vatican Media/ Osservatore Romano. Dominio público |
Así resume el P. Alfredo Tedesco,
hoy responsable de la Pastoral Juvenil de la diócesis de Roma, su experiencia
como joven de 17 años en la Jornada Mundial de la Juventud del año 2000 en la
amplia explanada de Tor Vergata en el sureste de Roma.
Ese lugar quedó profundamente marcado como símbolo del encuentro
entre el Papa y la juventud del mundo. Ha pasado un cuarto de siglo de aquel
evento, pero el testimonio de este sacerdote revela algunos de los sentimientos
que vivirá el medio millón jóvenes durante la vigilia con el Papa el 2 de
agosto y la Misa conclusiva el 3 de agosto.
“Yo no tenía ni los 18 cumplidos –recuerda con cierta
nostalgia –. En teoría no podía participar, pero había estado ayudando como
voluntario en mi parroquia y logré unirme al grupo. Llegué casi sin saber cómo,
me encontré en Tor Vergata aquella noche del 19 de agosto. No tenía una
vocación clara al sacerdocio, pero algo comenzó a germinar allí”.
De aquellos días el P. Tedesco recuerda el rostro de san Juan Pablo II, el calor sofocante de aquel campo sin sombra, las interminables caminatas, la música, las lágrimas de algunos compañeros y la música. Pero, sobre todo, una frase: “Si sois lo que debéis ser, prenderéis fuego al mundo”, una cita de Santa Catalina de Siena que el Papa polaco entregó con firmeza y ternura a los jóvenes reunidos en el umbral del nuevo milenio.
“Esa frase me atravesó –confiesa hoy–. Me impactó la imagen del fuego, pero no como un fuego de destrucción, sino como una llama que da sentido”.
“Comprendí que no se trataba de ser alguien importante, sino de ser ‘para alguien’. Eso me tocó el corazón. Y aunque no me hizo entrar en el seminario de inmediato, dejó una semilla que más tarde germinó”, asegura.
El eco de una vocación
La vocación sacerdotal del P. Alfredo no se concretó hasta cinco años después, precisamente en los meses en que el mundo despedía a Juan Pablo II. “Cuando murió el Papa en 2005, algo se encendió definitivamente en mí. Ingresé al seminario poco después. Fue como si se cerrara un ciclo que había comenzado aquella noche del Jubileo del 2000”.
Ahora, como responsable de la pastoral juvenil en Roma, este sacerdote italiano acompaña a miles de jóvenes en su camino de fe.
Muchos de ellos ni siquiera habían nacido cuando Tor Vergata albergó por primera vez a la Iglesia joven del mundo. “Para los chicos de hoy –dice– esta será su única Tor Vergata. No tienen aquel recuerdo del año 2000, pero yo sí y, como yo, tantos. Por eso, quiero devolverles a ellos eso que yo un día recibí.”.
Un nuevo signo para una nueva generación
A sus ojos, el espacio de Tor Vergata ha cambiado mucho. “Hoy hay un hospital, una universidad, un jardín botánico… no es el mismo campo inmenso y vacío de entonces. Pero simbólicamente, sigue siendo lo que era: el lugar donde los jóvenes son llamados a encender el mundo”, explica.
En todo caso, para él, el nuevo Jubileo de los Jóvenes con el Papa León XIV no es simplemente una reedición nostálgica: “Es una oportunidad real para que otros vivan su propia noche de fuego. No sé qué frutos dará esta nueva vigilia, pero sé que Dios actúa. Siempre”.
Y concluye, emocionado: “Aquella noche, sin darme cuenta, sentí un prurito vocacional, una especie de cosquilleo interior que me cambió la vida. Hoy solo puedo agradecer y esperar que, para muchos, 2025 sea lo que 2000 fue para mí: el comienzo de algo grande”.
Por Victoria Cardiel
Fuente: ACI