La Familia Vicenciana celebra este año el 400 aniversario de la fundación de la Congregación de la Misión, una sociedad de vida apostólica erigida por San Vicente de Paúl con la misión de evangelizar a los pobres y formar al clero
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P.Tomaž Mavrič | Crédito: Misioneros Paúles |
Para el P.Tomaž
Mavrič, superior general, esta conmemoración supone “un momento de gracia” para
todos los que forman parte de esta “gran familia”, compuesta por sacerdotes y
hermanos, conocidos como “misioneros vicentinos o paúles”.
En conversación
con ACI Prensa, el P. Mavrič, de origen argentino, explicó que San Vicente de
Paúl nunca se habría imaginado que fundaría una congregación, recordando que su
carisma y la espiritualidad vicentina ha perdurado a lo largo del tiempo.
“Nuestra fuente
es el Evangelio, es Jesús mismo que dice: ‘El Padre me ha enviado para traer la
buena noticia a los pobres’. Y a eso nos dedicamos, a llevar a Dios a las
personas en las periferias, a los abandonados”.
“Tratamos de
continuar la misión de Jesús en la tierra, simplemente eso. Ese debe ser
nuestro carisma, hasta el fin del mundo”, subrayó.
Dos misiones:
evangelizar a los pobres y formar a los sacerdotes
Recordó que San
Vicente experimentó dos encuentros que marcaron profundamente su vida y que
fueron el comienzo de una conversión personal y de su misión. “Fue en la
parroquia de Folleville (Francia), donde se dio cuenta que la gente estaba
abandonada espiritualmente. Aquí entendió la necesidad de ir a los pueblos y a
las periferias, y fue el comienzo de las misiones populares”.
En la parroquia
de Châtillon también pudo estar en contacto con las familias enfermas de tifus,
algo “que le abrió los ojos para comenzar su misión, tras darse cuenta de las
necesidades materiales y espirituales de las personas”.
Además, el
santo francés vio la necesidad de formar al clero, la mayoría sin una base
espiritual. “Fue entonces cuando vio que había que formar en seminarios, formar
a sacerdotes y prepararlos para ir a las periferias, para ir a la gente. San
Vicente comenzó a fundar seminarios y esto sigue siendo parte de nuestro
carisma”, precisó.
El Papa
Francisco era vicentino “de corazón”
El P. Tomaž
Mavrič recordó la atención y cariño que el Papa Francisco brindó a la familia
vicentina durante los años de su pontificado. “Siempre nos mostró cercanía y
apertura, llegando a visitar la misión de Madagascar. El siempre estuvo
dispuesto a recibirnos. Su forma de actuar y vivir eran vicentinos”, agregó.
De hecho,
reveló que en una ocasión, de forma privada, el Papa Francisco llegó a afirmar:
“Fui formado jesuita en la espiritualidad del carisma, pero mi corazón es
vicentino”.
“Yo no lo
mencioné hasta ahora, hasta que volvió a la Casa del Padre”, expresó el P.
Mavrič con cierta nostalgia. Aunque todavía no ha tenido la oportunidad
de reunirse con el Papa León XIV, indicó que “conoce a nuestros hermanos de
algunas de nuestras misiones en Perú”.
Presentes en
más de 100 países
En abril,
coincidiendo con el funeral del Papa Francisco, tuvo lugar un evento en París
para celebrar el aniversario de la Congregación de la Misión. “Si pienso en
toda la congregación, la palabra clave es misericordia, creo que es la razón
por la que estamos aquí, por la misericordia de Dios”.
Esta
conmemoración, añadió, sirvió para “agradecer por todo el pasado, pedir perdón
por todas las faltas y pecados que cometimos y pedir misericordia y ayuda a
Jesús para el futuro”, señaló el sacerdote.
La Familia
Vicenciana está actualmente presente en cinco continentes con ministerios muy
variados: misiones, obras de salud, atención a los habitantes de la calle,
refugiados, niños abandonados, madres cabezas de hogar, educación, formación, y
obras de promoción y desarrollo.
Además, está
conformada por 225 ramas de diferentes comunidades de vida consagrada y
asociaciones laicales en más de 100 países alrededor del mundo. “Somos una
congregación internacional y esto es un reto para nosotros”.
Entre las ramas
más destacadas y conocidas se encuentran la Asociación Internacional de la
Caridad (AIC), la Congregación de la Misión, las Hijas de la Caridad (fundada
con Santa Luisa de Marillac), la Sociedad de San Vicente de Paúl, (fundada por
el Beato Federico Ozanam), la Asociación de la Medalla Milagrosa, las
Juventudes Marianas Vicencianas (JMV), los Misioneros Seglares Vicentinos
(MISEVI), las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Anthida Touret y muchos
otros.
En el caso
de Europa, subrayó que la falta de religiosos y vocaciones a la vida
consagrada “es una oportunidad para invitar, de llamar a hermanos de otros
países donde los números están todavía muy fuertes o van en aumento”. Indicó
que en continentes como África o Asia “los números están creciendo”. En agosto,
de hecho, se van a ordenar 21 sacerdotes y 12 diáconos en Vietnam.
Ensalzó en este
contexto la disponibilidad de los hermanos misioneros, quienes “están
dispuestos a ir a todo el mundo, donde se lo pidan”.
Precisó
asimismo que la Congregación no solamente la conforman sacerdotes, subrayando
la relevancia de los hermanos: “Podemos respirar gracias a las dos partes del
pulmón”.
“Sin la
misericordia de Jesús, yo no sé dónde estaría”
El P. Mavrič
reveló a ACI Prensa los detalles de su vocación. Aunque nació en Argentina, sus
padres eran de origen esloveno. “Cuando el comunismo llegó en 1945, después de
la Segunda Guerra Mundial, estuvieron tres años en el campo de refugiados en
Austria, como miles de otras personas, y luego se trasladaron a Argentina”.
El superior
general de la Congregación de la Misión, quien fue reelegido para un segundo
período de seis años en julio de 2022, volvió a remarcar la importancia de la
misericordia para referirse a su vocación y a su vida personal.
De pequeño,
contó, jugaba a ser sacerdote, incluso su madre le cosió un hábito. “En las
reuniones familiares, yo jugaba a dar la Misa. Mi tío era sacerdote y me traía
las hostias sin consagrar”. Sin embargo, a los 36 años descubrió que el Señor
le estaba realmente llamando, cuando fue enviado a la misión de Rusia.
“Yo no tengo
ningún mérito, sin la misericordia de Jesús yo no estaría aquí, no tendría esta
vocación, estaría perdido…fue su misericordia la que me llevó a realizar este
camino. Y la conversión continúa”, precisó.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa