Léelos tranquila y devotamente y las nubes se disiparán, dice el padre Broom
![]() |
¿Qué palabras pueden consolarnos más que las que Dios mismo nos ofrece? Foto: Alessandro Vicentin / Cathopic.com |
¿Cómo
salir de ese estado? El padre Broom propone en su blog diez pasajes de las Sagradas Escrituras "para
cuando las nubes bajan, la lluvia te golpea y sientes que estás en un túnel
largo, oscuro y húmedo que no parece tener salida".
"Nunca
lo olvides", dice: "Con
la ayuda de Dios podemos salir y escapar de las situaciones más desoladoras,
tristes y desesperantes. Que la Palabra de Dios sea tu luz, tu apoyo, tu
fortaleza y tu fundamento".
1. El Salmo 23
-"El Señor es mi
pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce
hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero
justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada
temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. Preparas una
mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi
copa rebosa. Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi
vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término" (Salmo 23).
"Reza
despacio devotamente el más célebre salmo de la Biblia: una vez, dos veces,
tantas veces como quieras, comenzando por las palabras: 'El Señor es mi pastor, nada me falta'. ¡El Señor hará que
brille la luz en tu oscuridad!"
2. La promesa que cierra Mateo
-"Sabed que yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos" (Mt 28,
20).
"Son
las últimas palabras del Señor Jesús en la tierra antes de ascender a los
Cielos para sentarse a la derecha de Dios Padre. Cuando estamos desolados,
sentimos que estamos solos; que nadie está ahí para mí; que nadie se preocupa
por mí. ¡No es así! El Señor
prometió estar con nosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo".
3. Una de las frase favoritas de San Juan
Pablo II
-"No tengáis
miedo" (Mt 14, 27), "No temáis" (Mt 28, 10).
"Una
y otra vez, Jesús le recuerda a los Apóstoles y a nosotros que no tengamos
miedo, sino que confiemos, que pongamos toda nuestra confianza en Él. Además de
estas consoladoras palabras de Jesús, están las palabras que Jesús le dijo a Santa Faustina que
pintase en la imagen de la Divina Misericordia: 'Jesús, en Ti confío'. Que el Señor haga desaparecer tus
miedos si confías completamente en su Amor, su Presencia y su Amistad".
4. Descansa en Él tu carga
-"Venid a mí todos
los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre
vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis
descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga
ligera" (Mt 11, 28-30).
"Repite
devotamente estas palabras y el peso de tus penas, la carga de tu cruz y la
oscuridad de tu pesadumbre y tu desolación se disiparán como se esfuma una nube ante la luz del
sol".
5. La pregunta clave
-"Si Dios está con
nosotros, ¿quién estará contra nosotros?" (Rom 8, 31)
"Estas
breves palabras tienen el poder de aliviar las cruces más pesadas, por la
sencilla razón de que sabemos que el Señor es quien manda y Él puede hacer lo
que quiera. Cualquier cosa
que el Señor haga siempre es para nuestro bien, para nuestro progreso
espiritual y para la salvación de nuestra alma inmortal".
6. Él sí puede
-"Para Dios nada
hay imposible" (Lc 1, 37).
"Estas
breves palabras fueron dirigidas a la Santísima Virgen María por el Arcángel San Gabriel, referidas a la concepción virginal de
Jesús en el vientre de María. Hundidos en la nube densa de la desolación,
creemos que estamos perdidos y que nada puede librarnos de ese horrible estado
interior. ¡Es justo al revés! La Palabra de Dios nos recuerda que absolutamente nada es imposible para Dios.
Él puede mover las montañas más altas de nuestro desánimo y nuestra desolación
es una décima de segundo si confiamos en Él".
7. Consejo de San Pedro
-"Descargad en él
todo vuestro agobio, porque él cuida de vosotros" (I Ped 5, 7).
"Una
vez más, solo unas pocas palabras nos ofrecen una consolación y una fuerza
infinitas. El Señor nos manda que descarguemos, que nos despojemos de lastre,
que nos liberemos del peso del desánimo que nos aplasta. Dáselo todo al Señor Jesús y
Él resolverá los escenarios más difíciles y complicados".
8. Tu Libertador
-"El Señor me ha
enviado para proclamar la amnistía a los cautivos" (Is 61, 1),
"[Jesús lee a Isaías en la sinagoga:] El Espíritu del Señor me ha enviado
a proclamar a los cautivos la libertad" (Lc 4, 18).
"Jesús
citó este pasaje del Shakespeare de
la Biblia (el profeta Isaías)
en los inicios de Su predicación. Cuando estamos en desolación o desánimo,
podemos sentirnos como atados, como encadenados, como con grilletes, como si
fuéramos esclavos reales
de nuestro estado interior de oscuridad. Jesús el Salvador, el Redentor, el
Liberador, puede aplastar y destruir nuestro estado de esclavitud interior, en
el que con frecuencia consiste nuestro desánimo. Siempre podemos rezar:
¡'Líbrame, Señor; Señor, libérame; rompe, Señor, las cadenas que me
esclavizan!'".
9. Cada día tiene su afán
-"No andéis agobiados
pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas
cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el reino de Dios
y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura" (Mt 6, 31-33).
"Buena
parte de nuestra desolación y desánimo proviene de una falta de confianza en Dios y
de una inquietud inútil e innecesaria. Estas palabras de Jesús, confortadoras,
consoladoras y estimulantes, pueden devolverte al camino recto de confiar en Su
amor y en el plan de la Divina Providencia para tu vida".
10. Ella nunca falla
-"Alégrate
[María], llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc 1, 28).
"Estas
palabras del Ave María que vienen del Arcángel Gabriel pueden ser poderosísimas
en medio de las noches oscuras, de los túneles negros, de las tempestades
interiores que todos experimentamos. Reza pausadamente y con confianza y
esperanza el Ave María, y María,
que es verdaderamente 'vida, dulzura y esperanza nuestra' (Salve),
acudirá presta a rescatarnos y llevarnos al Sagrado Corazón de Jesús, nuestro
verdadero refugio en nuestras tribulaciones, aflicciones y desolaciones más
profundas".
*
* *
"¡Pido
a Dios, y es mi más firme esperanza", concluye el padre Broom, "que
cuando estés atravesando ese tiempo doloroso y difícil de la desolación y el
desánimo, la lectura
silenciosa, tranquila, confiada y devota de estos pasajes bíblicos disipará
de tu corazón esas nubes densas, y experimentarás y sentirás la luz y el calor
del amor infinito de Dios y el abrazo tierno de María!"
C. L.
Fuente: ReL