Los jóvenes como «volcán de vida» y los profesores como ministros y misioneros: éstas son las dos imágenes del mundo escolar ofrecidas por el Papa León XIV en la audiencia a los Hermanos de las Escuelas Cristianas
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En su audiencia
a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, León XIV recuerda la importancia de
vivir la enseñanza como «ministerio y misión» para ayudar a los jóvenes a dar
lo mejor de sí mismos según el plan de Dios, transformando los desafíos de la
época contemporánea en «trampolines de lanzamiento». Es central el llamamiento
a la «sinergia» entre todos los componentes educativos
Los jóvenes
como «volcán de vida» y los profesores como ministros y misioneros: éstas son
las dos imágenes del mundo escolar ofrecidas por el Papa León XIV en la
audiencia a los Hermanos de las Escuelas Cristianas -fundadas por San Juan
Bautista de La Salle- recibida esta mañana, 15 de mayo, en la Sala Clementina.
En el trasfondo del encuentro, dos aniversarios especiales: el tercer
centenario de la promulgación de la Bula In apostolicae dignitatis
solio, con la que Benedicto XIII aprobó el Instituto y la Regla (26 de
enero de 1725), y el 75 aniversario de la proclamación por Pío XII de La Salle
como «Patrono celestial de todos los educadores» (1950).
Los jóvenes
saben hacer cosas maravillosas, pero deben crecer en armonía
A pesar de su
historicidad, sin embargo, los Hermanos de las Escuelas Cristianas no han
perdido actualidad: el Pontífice lo subrayó en su discurso, señalando cómo la
capacidad de La Salle de responder creativamente a las muchas dificultades de
su época, aventurándose también «por caminos nuevos y a menudo inexplorados»
(fue este santo y pedagogo francés, por ejemplo, quien lanzó la «revolución
pedagógica» de la enseñanza dirigida a las clases y ya no a los alumnos
individualmente) debe ser todavía hoy un modelo de referencia.
Los jóvenes
de nuestro tiempo, como los de todas las épocas, son un volcán de vida, de
energía, de sentimientos, de ideas. Esto se puede ver en las cosas maravillosas
que pueden hacer, en tantos campos. Sin embargo, también ellos necesitan ayuda,
para que esta riqueza crezca en armonía y para superar lo que, aunque de forma
diferente que en el pasado, todavía puede impedir su sano desarrollo.
Aislamiento,
superficialidad, individualismo: los desafíos de hoy
«De hecho, hoy
como ayer -continúa el Papa Prevost-, las jóvenes generaciones se enfrentan a
numerosos obstáculos»:
Pensemos en
el aislamiento provocado por modelos relacionales cada vez más marcados por la
superficialidad, el individualismo y la inestabilidad afectiva; la difusión de
modelos de pensamiento debilitados por el relativismo; la prevalencia de ritmos
y estilos de vida en los que no hay suficiente espacio para la escucha, la
reflexión y el diálogo, en la escuela, en la familia, a veces entre los propios
coetáneos, con la consiguiente soledad que de ello se deriva.
Ayudar a los
alumnos a dar lo mejor de sí mismos
Estos «desafíos
exigentes», dice el Papa, deben, sin embargo, convertirse en «trampolines de
lanzamiento» para desarrollar nuevos instrumentos y lenguajes, con los que
«tocar el corazón de los alumnos, ayudándoles y estimulándoles a afrontar con
valentía cada obstáculo para dar lo mejor de sí mismos en la vida, según los
designios de Dios».
«Su altar es
la cátedra»
Central, pues,
será también la formación de los maestros, según ese principio tan querido por
La Salle, a saber, «la docencia vivida como ministerio y misión, como
consagración en la Iglesia»:
San Juan
Bautista de La Salle no quería que hubiera sacerdotes entre los maestros de las
Escuelas Cristianas, sino sólo «hermanos», para que todos sus esfuerzos se
dirigieran, con la ayuda de Dios, a la educación de los alumnos. Amaba decir:
«Su altar es la cátedra», promoviendo así en la Iglesia de su tiempo una
realidad hasta entonces desconocida: la de los maestros y catequistas laicos
investidos, en la comunidad, de un verdadero «ministerio».
Es necesaria
una sinergia entre los componentes de la formación
Tras la estela
del Papa Francisco, por tanto, León XIV recuerda el principio de «evangelizar
educando y educar evangelizando», subrayando finalmente la importancia de la
«sinergia» entre todos los «componentes formativos».
Isabella
Piro
Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News