¿CUÁNDO SE CELEBRA EL VIERNES DE DOLORES ESTE 2025 Y CUÁL ES SU SIGNIFICADO?

La fecha de celebración de esta festividad tan significativa ha ido cambiando con el tiempo, pero la adoración a la Virgen María se ha mantenido

Archidiócesis de Madrid

El próximo viernes 11 de abril se celebrará el Viernes de Dolores en honor a la Virgen María. Cada año se conmemoran los duelos y dolores que atravesó la Virgen como madre de Dios a lo largo de su vida, recogidos en la práctica litúrgica del «Viernes de los Dolores» o «Viernes de Concilio» del viernes previo al Domingo de Ramos. Pero esta fecha no siempre fue la misma.

Historia del festivo

Desde los inicios de la Iglesia los devotos cristianos han dedicado tiempo de reflexión y de dolor en honor a la Virgen, pero no sería hasta el siglo XV cuando el Papa Benedicto XIII institucionalizaría en el viernes previo a la Semana Santa. El fácil seguimiento que se podía hacer de la celebración y la fácil empatía con el sufrimiento de la Virgen harían de la consolidación de la fiesta como una de las más importantes en la religión cristiana una mera consecuencia.

Más tarde, en 1814, el Papa Pío VII provocó un primer cambio importante: no se celebraría en efecto de la Semana Santa, sino que se fijaría el día 15 de septiembre para su conmemoración. Pero, entre los años 1962 y 1965, el Concilio Vaticano II, en un intento de reforzar la relación entre la Iglesia y el mundo moderno, suprimió las celebraciones duplicadas, por lo que el Viernes de Dolores desaparecía como fiesta católica y únicamente se mantendría el 15 de septiembre.

No obstante, en la piedad popular persistió el afecto especial hacia la Virgen el viernes anterior al Domingo de Ramos, por lo que en el Misal romano renovado en el año 2000 se introdujo la memoria dedicada a la Santísima Virgen de los Dolores. Este cambio, efectuado por San Juan Pablo II, devolvió al pueblo católico la posibilidad de celebrar los dolores de la Virgen el viernes anterior a Semana Santa con todas las prerrogativas que le son propias.

Esencia de la celebración

La devoción a la Virgen Dolorosa invita a la contemplación de los siete dolores de María. La importancia de la celebración antes de Semana Santa cobra vida detrás del momento tan significativamente doloroso que fue para la Virgen María la muerte de su hijo, celebrado cada Viernes Santo. No está de más, por tanto, recordar que las profecías que se hacían sobre la muerte y sufrimiento de Jesús en el Antiguo Testamento están cerca de cumplirse, y reflexionar sobre ellas a través de la Virgen.

Además, la tensión espiritual que sufre el Mesías se hace presente en el evangelio de la Semana de Pasión (quinta de la Cuaresma) al aproximarse el momento de su muerte. Esta tensión es admirada por los católicos debido a que se sienten profundamente agradecidos de haber pasado por ello voluntariamente para salvar las almas de la humanidad.

En la liturgia de la misa se relatan los sufrimientos de la Virgen María, que se resumen en los siguientes siete:

  • La profecía de Simeón, en la que le dice a María que Jesús sería crucificado y que muchos no aceptarían la señal de Dios que el Mesías era. En la misma conversación Simeón le advierte que ella misma sufriría de estos escepticismos en sus propias carnes, y aún así, se convertiría en la fiel cooperadora de su Hijo para la salvación del género humano.
  • La huida a Egipto con Jesús y José al poco de nacer el Mesías por el miedo a que le matasen en Belén
  • La pérdida de Jesús. Este episodio bíblico narra la desaparición de Jesús por tres días en Jerusalén y su posterior hallazgo en el Templo conversando con los maestros. La angustia de este dolor la transmite explícitamente la propia Virgen pero, por primera vez, el Mesías manifiesta conscientemente su condición divina
  • El encuentro de Jesús con la cruz a cuestas camino del calvario. La Virgen lloraba al ver a su propio hijo cargando el instrumento de su propio suplicio de muerte
  • La crucifixión y la agonía de Jesús mientras le clavaban los clavos en los pies y en las manos
  • La lanzada en el corazón que terminó de matar a su hijo y el recibir en brazos a Jesús ya muerto
  • El entierro de Jesús y la soledad de María tras ver arrebatadas injustamente la suprema inocencia y la bondad infinita

Todos ellos son testimonio de una madre bondadosa que colaboró con Dios para traer al Mesías al mundo a pesar de las angustias que le provocaría.

Mafalda Hernández-Rubio

Fuente: El Debate