La etapa propedéutica es una novedad en la formación. Es una etapa del proceso formativo indispensable y con una dinámica formativa propia
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Seminaristas de Córdoba. Crédito: Diócesis de Córdoba |
La Conferencia
Episcopal Española (CEE) organizó recientemente el primer encuentro de
formadores de la etapa propedéutica en los seminarios mayores, la primera de
las cuatro fases de formación sacerdotal en la Ratio Fundamentalis
Institutionis Sacerdotalis de 2016.
Este documento,
elaborado por la Congregación para el Clero (hoy Dicasterio), actualizó el de
1985 y refuerza el discernimiento y la formación humana de los futuros
sacerdotes.
El P. Roberto
González-Tapia Otero, formador de la etapa propedéutica en el Seminario Mayor
de la Archidiócesis de Madrid, fue uno de los ponentes del encuentro y conversó
con ACI Prensa para profundizar en el significado de esta etapa
formativa.
¿Desde
cuándo se implementa el modelo en España?
Cada seminario
va a haciendo una reflexión personal tanto desde la lectura de la Ratio como
del plan de formación que aprobaron los obispos y la Santa Sede en 2019. No
podría dar datos de toda España porque no los sé. En Madrid empezamos a
implantar las orientaciones de la Ratio en la etapa discipular en el curso
2017-2018 reformando la etapa discipular.
En el 2019
implantamos el propedéutico. Luego hemos reformado la etapa configuradora.
Ahora estamos implantando la nueva etapa pastoral. Pero estamos abiertos a
reformar continuamente nuestra estructura desde lo que vamos viendo que
necesitan los seminaristas. Ellos son lo importante en la formación inicial.
¿En qué se
diferencia del curso introductorio?
No tienen nada
que ver. El curso introductorio era un tiempo y un espacio que buscaba ayudar a
las personas que se acercaban al seminario a clarificar las intuiciones
vocacionales que tenían. Era pastoral vocacional. Eso sigue existiendo hoy en
Madrid bajo el nombre de “Grupo Genesaret”. Es un grupo vocacional para chicos
con inquietud vocacional formal con la intención de entrar al seminario, al
menos formulada explícitamente.
La etapa
propedéutica es una novedad en la formación. Es una etapa del proceso formativo
indispensable y con una dinámica formativa propia. Además, el curso
introductorio no era obligatorio en el seminario. El propedéutico es parte del
itinerario formativo de la formación inicial.
¿Cómo se
concretan los objetivos del propedéutico?
En primer
lugar, ofreciendo un tiempo y un espacio para poder desarrollarlos. De ahí la
importancia de que tenga una sede aparte, que puede ser un edificio, un piso,
una sección. Esta separación se da de cara a favorecer el ritmo propio.
En segundo
lugar, ofreciendo una introducción seria a la vida espiritual tanto intelectual
como práctica desde la óptica de la conversión y la libertad interior, que es
lo que favorece una dinámica de discernimiento.
Se fomenta
mucho la oración personal –varios espacios largos al día–, la lectura
espiritual, el estudio en clave de discernimiento (¿qué significa esto para mi
vida hoy?), el conocimiento directo de la vida sacerdotal a través de
experiencias pastorales prolongadas, una observación de la realidad actual
intensa tanto intelectual como material.
La vida
comunitaria es más intensa que en el resto de las etapas, y eso favorece la
inserción rápida y honda en la comunidad que se les asigna en las siguientes
etapas.
¿Cómo se
favorece el encuentro con Cristo?
Dedicándole
tiempo: en la oración, en el estudio, en la vida de la Iglesia, en la comunidad
de los cercanos, en los pobres, y en la propia vida. Es importante en esta
etapa aprender a reconocer la presencia de Dios y su voluntad en el día a día,
en la propia historia, en las personas.
Para eso hace
falta silencio, tiempo y actitud de escucha y examen, mucho examen, aunque a
veces pueda resultar cansado. El clima de sencillez y de silencio es lo que más
favorece el encuentro con Cristo.
¿Qué se
pretende procurando el autoconocimiento de los candidatos?
La humildad es
la base de toda vida espiritual seria, como nos recuerdan todos los místicos.
Ya sabemos que la humildad es vivir en verdad, como decía Santa Teresa. Sin
humildad se acaba viviendo todo como un engaño. Conocerse es importante para
poder construir y darse en fidelidad. El propio conocimiento nace de la mirada
de la propia vida a la luz de Dios.
Esto también
favorece una fe fuerte porque el conocimiento propio es, antes que nada, un
conocimiento de la fidelidad y gratuidad de Dios con nosotros. Para el
autoconocimiento hay varias herramientas: las espirituales clásicas, las
psicológicas más contemporáneas y el reflejo que tenemos de la vida diaria en
la dinámica comunitaria.
Todo ayuda a
que el sujeto se coloque en su lugar, que es el de un ser necesitado de
salvación, y de un Dios que salva.
¿Cómo de
importante es su introducción al rezo de la Liturgia de las horas?
Es muy
importante porque nos ayuda a salir de nosotros mismos y nuestra manera de
vivir el tiempo. Además, nos hace entrar en el corazón de todos los hombres a
través de los sentimientos ahí recogidos. Nos estructura el día en torno a
Cristo. Es un camino de expropiación y obediencia cordial. Si la oración no nos
saca de nosotros mismos no es oración.
La Liturgia de
las Horas es una escuela permanente de oración. A través de ella comprendemos
que lo importante es unirse a la oración de Jesús y su pueblo. Ir entrando en
ella es una escuela perfecta de formación sacerdotal.
¿Se pueden
llamar propiamente seminaristas quienes asisten a este curso, dado que según la
'ratio fundamentalis' deben constituir una comunidad diferente?
Lo son
absolutamente. El seminario no es un lugar, sino una comunidad formativa. Esa
formación tiene unas etapas y unas dimensiones. Cada etapa se centra más en
alguna dimensión, de cara a ahondar en ella.
El propedéutico
se centra en la vida espiritual, la etapa discipular o filosófica se centra en
la dimensión humana, la etapa configuradora en la teología, y la etapa pastoral
o síntesis tiene su centro en la vida pastoral.
Los
seminaristas viven en el lugar que más les ayuda a vivir estos núcleos. La
etapa propedéutica es una más entre las otras. Incluye todas las dimensiones,
pero su objetivo reclama que los seminaristas se centren a través de un espacio
propio, como ocurre en la etapa de síntesis, que viven en parroquias.
Por Nicolas de
Cárdenas
Fuente: ACI Prensa