EL CONSEJO DE SANTO TOMÁS DE AQUINO SOBRE CÓMO CRECER EN LA VIRTUD

El Doctor Angélico muestra cómo toda virtud se cumple en el sacrificio de Jesús en la cruz y por qué debemos acudir a él en busca de ayuda

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Crecer en la virtud puede ser difícil, especialmente si estamos tratando de ser virtuosos a través de nuestros propios esfuerzos.

A menudo comenzaremos con buen pie, progresando en la virtud en pequeños pasos, pero luego caeremos y nos preguntaremos en qué nos equivocamos.

Para Santo Tomás de Aquino, la clave no es intentar llegar a ser virtuosos mediante nuestras fuerzas, sino mediante la fuerza que recibimos al contemplar a Jesús crucificado.

Virtud en la cruz

El Oficio de Lecturas ofrece un extracto de una conferencia que dio Santo Tomás de Aquino sobre la virtud. En ella, explica que si queremos crecer en la virtud, debemos mirar a la cruz:

Quien quiera vivir perfectamente no debe hacer otra cosa que desdeñar lo que Cristo desdeñó en la cruz y desear lo que él deseó, porque la cruz ejemplifica toda virtud.

Santo Tomás de Aquino continúa enumerando algunas de las virtudes y cómo se encuentran en la crucifixión de Cristo:

Si buscamos el ejemplo del amor : “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. Un hombre así fue Cristo en la cruz. Y si dio su vida por nosotros, entonces no debería ser difícil soportar cualquier adversidad que surja por su causa.

Si buscáis un ejemplo de humildad , mirad al crucificado, porque Dios quiso ser juzgado por Poncio Pilato y morir.

Si buscáis un ejemplo de obediencia , seguid a aquel que se hizo obediente al Padre hasta la muerte. Porque así como por la desobediencia de un hombre, es decir, Adán, muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de un hombre, muchos fueron constituidos justos.

La clave, para Santo Tomás de Aquino, es no intentar la virtud basándonos en nuestras propias fuerzas, sino sólo a través de la fuerza que recibimos de la cruz de Jesucristo.

La virtud es difícil de alcanzar y nunca debemos intentar llevar una vida santa sólo con nuestros propios esfuerzos.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia