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Para santo
Tomás, la calumnia no solo es un pecado contra la persona dañada, sino también
contra la virtud de la justicia y la verdad, pilares esenciales de la
convivencia humana y de la relación con Dios.
La calumnia es una forma de injusticia porque priva a la persona de uno de sus bienes más preciados: su buen nombre. Según santo Tomás, la fama, o prestigio, es indispensable para vivir en sociedad, ya que es la base de la confianza mutua.
Uno de los
aspectos más importantes en la enseñanza de santo Tomás sobre la calumnia, es
el compromiso de reparación. Para que el calumniador pueda reconciliarse con la
persona y la sociedad ofendida, no es suficiente con pedir perdón; es
indispensable recuperar la dignidad del ofendido.
Una persona
que ha sido víctima de una calumnia debe superar esta experiencia, manteniendo
la calma y evitar reacciones impulsivas o de venganza.
Es natural
sentirse herido o enojado, pero procurar ahora no reaccionar de
manera impulsiva, en especial con el deseo de venganza y odio, que puede
empeorar la situación.
Una calumnia es una mentira y no define quién eres. Por lo que podrás hacer valer tu propia visión de ti mismo y confirmar quién eres, a pesar de que te han acusado de muchas cosas falsas. Aquí unos breves consejos:
Habla con
amigos, familiares o un terapeuta que pueda ofrecerte un espacio para
expresar tus sentimientos y resolver tu situación interna.
En sí la
calumnia que se ha difundido ampliamente, también puede ser útil hacer una
declaración pública aclarando los hechos, pero hazlo con serenidad y sin atacar
al calumniador.
Si el daño
causado por la calumnia es significativo, consulta con un abogado para evaluar
si es posible iniciar acciones legales por difamación, injuria o calumnia,
dependiendo de las leyes de tu país.
Aunque puede parecer difícil, perdonar al calumniador puede liberarte del peso emocional del rencor. El perdón no implica justificar su conducta ni olvidar lo sucedido, sino liberarte de la carga emocional que te ata al daño.
Vive con
integridad y deja que tus acciones hablen más fuerte que las palabras del
calumniador. Con el tiempo, las personas podrán ver la verdad a través de tu
comportamiento.
Aprende y crece a partir de la experiencia. Aunque la calumnia es una experiencia dolorosa, puede ser una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la verdad, la justicia y la resiliencia.
Utiliza la experiencia para ser más empático con otros que puedan enfrentarse a situaciones similares. Si eres una persona de fe, puedes encontrar consuelo en la oración y en el acompañamiento espiritual. Recuerda que incluso Jesús fue víctima de calumnias y enfrentó el sufrimiento con dignidad.
Mantente cerca
de quienes te apoyan y creen en ti. Su compañía puede ser un recordatorio
constante de que el amor y la verdad prevalecen sobre la mentira.
Por algún
motivo suceden estas experiencias y de seguro es una oportunidad para crecer y
ser una mejor persona.
Guillermo
Dellamary
Fuente: Aleteia
