RISA Y SANTIDAD: EL PAPEL ESPIRITUAL DEL HUMOR

Un corazón liviano, animado por el humor, puede ayudarnos a superar las pequeñas cargas de la vida y permanecer en sintonía con lo que realmente importa

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Santa Teresa de Ávila dijo una vez: “Una monja triste es una monja mala”. Su argumento no podría ser más claro: una vida dedicada a Dios es una vida alegre. De hecho, muchos santos han reconocido la importancia del humor como herramienta espiritual , una forma de elevar el espíritu y mantener el corazón abierto a la luz de la gracia.

Aunque a menudo se expresa con seriedad, la tradición católica no rehúye la necesidad de alegría y risa. El humor, bien entendido, no es antitético a la santidad; más bien, puede ser incluso un signo de ella. En palabras de GK Chesterton , “los ángeles pueden volar porque se toman a sí mismos a la ligera”. Un corazón ligero, animado por el humor, puede ayudarnos a elevarnos por encima de las pequeñas cargas de la vida y a estar en sintonía con lo que realmente importa.

Los santos y su sabiduría desenfadada

San Felipe Neri, el “Apóstol de la alegría”, era famoso por su espíritu lúdico. Su alegría era contagiosa y sus bromas a menudo rompían la tensión en situaciones difíciles . Una vez, cuando le pidieron consejo sobre cómo evitar el pecado, bromeó: “No te aflijas por las tentaciones que sufres. Cuando el Señor quiere darnos una virtud particular, a menudo permite que seamos tentados primero por el vicio opuesto”. En un tono desenfadado, San Felipe recordaba a las personas que no se tomaran demasiado en serio a sí mismas, o al menos, no todo el tiempo. Sabía que la alegría tiene una cualidad contagiosa que puede acercar a las personas a Dios.

San Juan XXIII, otra figura muy querida, era conocido por su sentido del humor. Cuando le preguntaron cuántas personas trabajaban en el Vaticano, respondió: “Aproximadamente la mitad”. Esta ingeniosa respuesta hizo que todos, incluido él mismo, tuvieran la certeza de que incluso las instituciones más grandes están formadas por gente común. El humor, en este caso, era una forma de autoconciencia y humildad.

¿Humor en los Evangelios?

Aunque el humor no es a menudo lo primero que nos viene a la cabeza cuando leemos los Evangelios, hay momentos en los que vemos elementos lúdicos, quizá incluso irónicos, en la narración bíblica. En el Evangelio de Juan, por ejemplo, Jesús llama a Natanael, que pregunta escépticamente: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (Juan 1:46), un “verdadero israelita, en quien no hay engaño”. Este sutil giro, que reconoce la franqueza de Natanael con buen humor, sugiere que Jesús no le tenía miedo a un poco de ingenio.

También se puede encontrar una capa cultural más profunda de humor en los textos griegos originales . Los Evangelios se escribieron en un mundo moldeado por las tradiciones griegas, incluida la comedia. En la Antigüedad tardía, a menudo se retrataba a personajes prominentes como tragicómicos, y a menudo se utilizaba la ironía para arrojar luz sobre verdades más profundas, como en el caso de Sócrates, por ejemplo.

Si bien la misión de Cristo era ciertamente seria, transmitió su mensaje con profunda sencillez, a veces incluso utilizando parábolas aparentemente irónicas. Pensemos en la comparación de una persona que intenta sacar una astilla del ojo de otra persona mientras ignora la viga que tiene en el suyo (Mateo 7:3-5). La imagen puede parecer absurda al principio, pero cumple su propósito con un tono ligeramente absurdo e incluso humorístico.

El humor como reflejo de la alegría divina

El humor en la vida espiritual nos ayuda a ver la alegría que debe ser el sello distintivo de una vida vivida en comunión con Dios. La intuición de Santa Teresa, unida a los ejemplos de otros santos, revela una rica tradición de vida alegre . La risa, cuando se utiliza sabiamente, puede ser un camino hacia la gracia. Como dicen los Salmos: “Nuestra boca se llenó de risa, nuestras lenguas de cantos de alegría” (Salmo 126:2).

Así que, aunque no encontremos chistes esparcidos por las páginas de la Biblia, sí encontramos una alegría profunda que nos sostiene. Y, a veces, un poco de risa puede ser la manera más directa de mantener nuestros corazones elevados al cielo. ¡ Sursum corda !

Daniel Esparza

Fuente: Aleteia